![El poder político](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201905/26/media/cortadas/138173960--624x917.jpg)
![El poder político](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201905/26/media/cortadas/138173960--624x917.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Hace un par de días, Alberto Garzón, el líder de la antigua coalición Izquierda Unida, hoy subsumida en otra coalición, suma de muchos círculos y mareas, afirmó que «la injerencia del Poder Judicial sobre el poder político es un hecho de extraordinaria gravedad». Aún no ... satisfecho con esa perla de frase y pensamiento, se alargaba diciendo: «Los justicieros como Marchena, Lesmes, Llarena y compañía, socavan la democracia con sus acciones que, presentadas como técnicas, apenas disfrazan su nacionalismo más ultra».
La «extrema gravedad» así tildada por este joven político comunista sería casi una broma, pero su revelada concepción de la democracia, de la política y del estado, enciende las alarmas, ahí sí que hay gravedad. La Constitución, la forma del estado, las leyes... Indica este diputado con su torpe y lamentable verbo que el bautizado «poder político» debiera modular lo que tenga a bien por encima de cualquier garantía o norma. Y lo peor es que seguramente repara en que su aseveración rompe con la existencia de la separación de poderes y del concepto de Estado de Derecho -este señor, como el resto de sus colegas, no cree en ninguno de estos-. Es evidente que, al referirse a la democracia, habla de otra «democracia», seguramente la en su día llamada «democracia popular», ese sistema fracasado y autodemolido que nunca fue democrático, sino todo lo contrario. No olvidemos que en los tiempos que duró la Alemania separada en dos, una era la llamada República Federal y la otra -la oriental- se autodenominaba paradójicamente RDA, República Democrática Alemana. Por cierto, que el caos que propone en su horrorosa intervención -este miembro destacado del supuestamente existente poder político- no es precisamente el que fluía ni en la Alemania comunista ni en ningún otro estado de este tipo de confesionalidad, sino en un aparato muy bien organizado -para sus fines- de represión y férrea dictadura asfixiante sojuzgadora de todo derecho individual. Para colmo, cabe resaltar que la mayor parte de esos regímenes fueron tumbados por sus sufrientes ciudadanos y por la ruina social y económica a la que condujeron a sus respectivos países con mano decidida y firme los ex camaradas de nuestro filosófico protagonista.
Cuando hace 48 horas la Mesa del Congreso suspendió de sus funciones a los Diputados presos cumpliendo las normas contenidas en el propio Reglamento de esta cámara y en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, los dos miembros de Unidas Podemos votaron en contra. El chocante tembleque de la presidenta Batet para cumplir con su obligación por una interesada combinación entre su partidario interés electoral y su falta de convicción constitucional se vio acompañado de la increíble actuación de los diputados Elizo y Pisarello, partidarios de que las normas y las leyes no se aplicasen en este caso. Se trata de la modulación subjetiva de la aplicación del derecho. O sea, el sumum del poder político, hacer y decidir lo que quieran sus vocacionales integrantes dejando a la ley, a las normas, como una mera referencia discrecional.
Por cierto, dicen los más viejos del lugar que los diputados de Unidas Podemos integrantes de la Mesa del Congreso, al acceder a sus respectivos despachos de Vicepresidenta Primera -Gloria Elizo- y Secretario Primero -Gerardo Pisarello- han ordenado retirar las banderas de España de esas dependencias. Es un alarde propio de dos políticos claramente intolerantes, irrespetuosos, sectarios, de escasas o inexistentes convicciones democráticas e inexplicablemente engreídos. Vergüenza dan.
Afortunadamente no todo es igual en la democracia española, y junto a los que quisieran suprimir el orden constitucional y, si pudieran, ejercerían la represión ideológica, o los que, llenos de complejos, vacilan en la defensa de los valores de unidad nacional y cumplimiento de la ley, hay una mayoritaria voluntad de tolerancia, democracia y respaldo al estado de derecho.
A veces, el griterío nacional camufla a los desahogados e incompetentes y nos hace transitar a todos por extraños vericuetos de dudosa ventaja. Pero cuarenta años después de la Transición, su mandato permanece y su espíritu es más actual y más necesario que nunca. No deben confundirse los que, enquistados, representan a las ideologías caducas y caducadas que siempre han fracasado y con miles de crímenes a sus espaldas, el pasado es como un fantasma con cadenas que se aparece de vez en cuando, pero que realmente no existe. El mal llamado poder político está sometido a la ley, a su imperio, a la democracia con mayúsculas. Es bueno que se sepa.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.