El inmenso esfuerzo por imponer el catalán en Barcelona en la vida diaria, con prohibiciones, multas por rotular en español y tantas otras situaciones, dramáticamente nunca llega a conseguir sus fines, o no por entero. La lengua de uso mayoritario en la ciudad del Tibidabo ... sigue siendo el español de forma imparable. Hay muchas políticas que son auténtica ingeniería social y aunque siempre tienen su efecto, su capacidad de éxito suele ser incompleta. Tras forzar la salida de España del Rey Juan Carlos y el esmero en cuestionar su figura, finalmente todas las investigaciones quedaron archivadas. Ahora un rosario de ministros repite machaconamente un argumentario por el cual queda implícita la reprobación a don Juan Carlos y la exigencia de que haga o declare peticiones de perdón. Es como el tañido de un lamento político uniforme que contrasta con el feliz recibimiento del que es y ha sido objeto a su llegada. Aunque le moleste escucharlo, Pedro Sánchez debe recordar todos los días que no es el jefe del Estado, que no es presidente de república alguna, sino jefe del Gobierno de España, presidente del Consejo de Ministros, vamos, a la europea, primer ministro. Hoy el Rey Juan Carlos está retirado, abdicó como Rey y, posteriormente, renunció a la vida pública y su papel oficial, pero no ha podido dimitir del cariño de España, ni del inmenso agradecimiento de los españoles, el especial aprecio y el respeto a su figura. Es el hombre que en 1975 heredó la jefatura del estado a título de rey con poderes absolutos, que renunció a ese camino y nos trajo la Constitución y la Democracia, que deshizo el golpe de Estado de 1981 y que representó como nadie a la España moderna en todo el mundo, así como supo internacionalizar el papel de nuestras empresas para traernos más prosperidad y empleo. Sin obviar que, como todas las instituciones del Estado y como todos los españoles sometidos a la ley, ha sido investigado y cuestionado no resultando ninguna exigencia judicial de las conductas puestas en jaque. Mucho se ha escrito y cada cual tendrá su opinión, pero es tanto el agradecimiento por su papel y trayectoria en favor de la nación, que ya choca tanta historia.

Publicidad

En estos últimos días estamos viendo a un Pedro Sánchez enfadado y nervioso, está empeñado en emponzoñar la visita del Rey Juan Carlos y -fruto de ese disgusto- también profiere frases desgraciadas como llamar 'piolines' a los policías y guardias civiles que el Gobierno de España envió a Cataluña con motivo de la ilegal convocatoria de referéndum de independencia del 1.O. de 2017. El respeto siempre empieza por uno mismo, faltar a este natural deber para con las fuerzas de seguridad es un acto inenarrable, Sánchez supera los límites del decoro una vez más, haciendo el papel de político opositor y marginal. Más allá de colores, hay que decir que nuestro país, nuestra nación, no se merece más políticas de demolición interna, ni por parte de Sánchez ni por parte de nadie. Nunca la Moncloa albergó nada parecido.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad