Los argentinos nos han vuelto a ganar. Hay que reconocerlo humildemente y sin reparos, con el asombro que hasta ahora merecían los goles de Messi y las sutilezas de Maradona. Pensábamos que este año los españoles teníamos serias opciones de imponernos en el Campeonato Mundial ... de Política Surrealista, pero los argentinos acaban de meternos un bonito gol por la escuadra. Ni siquiera hace falta recurrir al VAR.
Contábamos con una baza importante porque resultaba inusual y brillante la idea de un Gobierno español apoyado por un prófugo, con sus políticas sometidas a revisión mensual en Ginebra con la intervención de un misterioso y neutral verificador. Sin embargo, aunque sabemos que ese verificador no puede ser español ni catalán, nadie duda de que al menos será un miembro de la especie humana, y ese punto final de racionalidad nos ha perdido. En estas cosas hay que ir a por todas, no se puede jugar con falso nueve.
Los argentinos, sin embargo, han encontrado un rematador a la altura de un Caniggia a tope de cocaína. Esta gente tiene una cantera inagotable. Los verificadores internacionales y los expresidentes prófugos son meras cuestiones administrativas, anodinas burocracias de países nórdicos, en comparación con la sorprendente creatividad de Javier Milei, elegido presidente de Argentina. El señor Milei consulta las más graves decisiones políticas con el espíritu de su perro, Conan, muerto en 2017 y clonado después en un laboratorio de Massachusetts. Me lo imagino con la ouija, preguntando angustiosamente al perrito Conan por la hiperinflación, sin saber cómo interpretar ese borroso guau que de pronto, oh cielos, se ha escuchado en la Casa Rosada.
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