Pedro Sánchez intenta blanquearse a sí mismo

A ver si se incorpora o no al diccionario. Puso como ejemplo a Adolfo Suárez, que dijo que no legalizaría al Partido Comunista y al final lo hizo, y a Felipe González, que decía aquello de no entrar en la OTAN y al final hizo campaña para el ingreso en la misma de España. Para él eso son cambios de opinión y para el resto de los mortales es mentir. De hecho se recuerdan aún décadas después estas cuestiones porque los presidentes citados mintieron al electorado. Así de claro. Lo mismo que lleva haciendo Sánchez al frente del Gobierno, pues la mentirocracia ha sido su forma de gobierno. El candidato socialista, que está desesperado porque las encuestas no le acompañan, salvo la de su colega de partido Tezanos, está presentando un escenario apocalíptico si no sale elegido.

Llegó a decir que no son lugares seguros para el colectivo homosexual y transexual los municipios donde los ayuntamientos no cuelgan las banderas arco iris, como si fuera obligatorio mostrar este símbolo en las casas consistoriales y como si eso fuera esencial para respetar los derechos de estas personas. Se vio algo incómodo cuando al defender la Ley contra la Violencia de Género el presentador le espetó que no está dando los resultados esperados, pues todo sigue igual. Sobre este asunto todo se pierde en el ámbito político con declaraciones grandilocuentes, pero cuando se intenta concretar sus resultados, que no son los esperados, se vuelve a tirar de las generalidades.

También se intentó quitar de en medio con la ley del Sí es Sí, pues aunque dijo que asumía personalmente el error de la norma, no dio explicaciones convincentes cuando se le cuestionó por qué hizo caso omiso a los informes de expertos que le alertaron de que podría pasar lo que finalmente pasó, o sea, que se han rebajado las condenas de más de mil violadores y agresores sexuales y se ha excarcelado a un centenar de los mismo. Sin duda, un bagaje muy pobre para el autodenominado Gobierno más feminista de la historia. Echó la culpa a la ministra Irene Montero, pese a que cuando se aprobó la discutida ley Sánchez compareció para propagar a los cuatro vientos que todos los países la copiarían, vamos que se la quitarían de las manos, oiga, como suelen decir los charlatanes de feria cuando quieren vender sus productos milagrosos. Parafraseando a Otegi, el presidente del Gobierno considera boba a la gente al apuntar que eliminó la sedición para que la legislación española se asemejara a la europea o que indultó a los políticos golpistas catalanes por el bien de la convivencia en Cataluña y no para asegurarse el apoyo parlamentario de los mismos para mantenerse los cuatro años de legislatura en el poder.

En cualquier caso hay que reconocerle a Pedro Sánchez que es un hombre valiente, pues hay que tener mucho arrojo para ir de plató en plató defendiendo lo indefendible sin que se le mueva un músculo de la cara. El presidente del Gobierno quiere blanquearse ante el electorado, pero debería saber que hay manchas que nunca salen…