Pasión municipal
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Hoy emprenden camino las nuevas corporaciones, todas son nuevas aunque algunas parezcan las mismas. Nada es igual, han pasado cosas, muchas cosas, hasta nuevos tránsfugas de sí mismosHasta el último minuto se mantuvo la tensión y también la emoción. Finalmente pasó lo que tenía que pasar, de hecho se avisó con tiempo de ello y nadie pudo evitarlo, aunque hubo un momento -a lo largo de todo el proceso- en el que ... hubo dudas o así lo pareció, pudo haber vuelco, pero no fue así. A partir de ahora sólo queda conocer qué nombres acompañarán a las delegaciones, aunque la mayoría de ellos se da por seguro. Se abren cuatro años en los que habrá que estar muy atentos a la fortaleza y acierto de este gobierno que ha alumbrado el pleno... Es la crónica de una gran parte de los municipios de España, grandes y pequeños.
Podemos decir que con el concurso de más partidos que en otros momentos de nuestra historia ha habido más opciones y más incertidumbre que nunca. Los gobiernos de coalición se han multiplicado exponencialmente, mucho más que como queda el mapa por los colores de los alcaldes. En este sentido no habrá finalmente demasiada convulsión, aunque sí algunas sonadas. Atrás quedará la ansiada segunda vuelta, es presumible que dejará de ser tan frecuente como tema de conversación. Entre afianzar por ley que la lista más votada sea la que ponga alcalde o que sea una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, esta última es la opción preferida por casi todos. Si esta reforma legal se llevara a cabo, en vez de los pactos con sus dimes, diretes y algunos extraños cambalaches o sorprendentes acuerdos, tendríamos una vez más la decisión preferida por el pueblo. No es lo mismo que los partidos aglutinen su fuerza a la que decidan con sus razones, a que sean los electores los que digan quién puede representar mejor la mayoría social. Hoy esta cuestión es una auténtica asignatura pendiente. Más aún si pensamos que con esta ansiada fórmula sería imposible intercambiar unos ayuntamientos por otros, algo que algún partido puede ver conveniente pero que nunca podría darse si son los votantes de cada municipio los que resuelven esos previos empates fácticos. Pero no hay opción, de aquí a que haya un consenso suficientemente representativo para que se modifique la ley electoral puede pasar tiempo, o mucho tiempo. Los acuerdos para crear o modificar las comunes reglas de juego nunca son fáciles de alcanzar, por eso se celebran tanto cuando se consiguen.
Hoy emprenden camino las nuevas corporaciones, todas son nuevas aunque algunas parezcan las mismas. Nada es igual, han pasado cosas, muchas. Algunos regidores, que repiten, son más mayores que hace cuatro años y sus equipos están retocados por las urnas, las ausencias, las mayorías o las circunstancias. Tampoco las situaciones de sus pueblos o ciudades son las que hubo, quizá las actitudes tampoco serán las que fueron, el paso de los acontecimientos deja poso para bien o para mal. Atrás quedan lágrimas y esfuerzos de los que pudieron ser y no fueron. Atrás quedan mayorías que no pudieron serlo, pues con mucha precocidad ya han surgido tránsfugas, casi sin tiempo se fueron antes de llegar y tomaron la decisión contraria al voto que les dio la voz, traicionando mucho y a muchos. La historia también se escribe con decisiones personalísimas, puede que nada edificantes, y cuya motivación no suele responder sólo a una repentina inflamación del ego. A veces hay algo más, normalmente inconfesable.
Una cosa es clara, en todo este denso avatar la elección de alcalde del candidato del PP, Martínez Almeida, en Madrid, ha dado aire a su partido, tras los resultados de las generales de abril. La posterior conformación de las presidencias y los gobiernos de las comunidades autónomas también parecen ir por ese camino, aunque ya se anuncian nuevas complicaciones. La paradoja estará en la investidura de Sánchez, que será la última, después de alcaldes y presidentes de comunidades, quizá finalizando el verano. Y es que en estos días parece ser que Pedro Sánchez ve mucho la tele y se toma su tiempo. Tampoco hay segunda vuelta para el Gobierno de la nación, pero hay que encontrar los votos suficientes para que Sánchez sea investido. Habrá más apoyo independentista y bildutarra de alguna manera, porque otras cuentas parece que no salen. Al final, después de cuatro elecciones en tiempo récord, los protagonistas de la moción de censura vuelven. Y es que a pesar de tanta pasión derramada, las cosas no han cambiado tanto.
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