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Así pasen las lluvias

Domingo, 7 de abril 2024, 02:00

La Semana Santa nos dejó aguas generosas en campos y embalses. De pronto, toda la literatura política afecta a la escasez del líquido elemento tuvo una importante tregua. Si, como sociedad, nuestra memoria suele ser escasa, en cuestiones meteorológicas, mucho más. Este estado de aguas ... no debiera implicar retraso ni, mucho menos, el abandono de proyectos adecuados a asegurar las imprescindibles reservas hídricas. Sin embargo, la experiencia nos dice lo contrario. Cuando Zapatero, allá por 2004, contra todo pronóstico, accedió a la presidencia del Gobierno, decidió dar al traste con el Plan Hidrológico Nacional. No lo duden, llovía. Hay medidas que sólo se pueden tomar dependiendo de la temperatura ambiente y de los hechos recientes. A lo largo del siglo XIX la necesidad de un plan para trasvasar agua de las regiones húmedas a la España seca formaba parte de los compendios remotos de muchos reflexivos. En el siglo siguiente mucho se avanzó en la construcción de presas y embalses, pero la población se fue a algo más allá del doble y el turismo, a partir de los 60, se convirtió en un vector económico y de desarrollo. La 'perfecta' alternancia entre sequía y lluvias en la realidad peninsular hace que periódicamente pasemos de la preocupación al olvido en la misma proporción, desde siempre. Por eso, el gran reto -el reto desde siempre- es que los operadores, políticos y ciudadanos, se abstraigan en lo posible de las circunstancias de cada momento y actúen y exijan planes e infraestructuras con calendarios ciertos para afrontar el inmediato futuro. Dicho así parece muy fácil, pero siempre ha resultado mucho más que complejo y nada indica que por fin algo vaya a cambiar.

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