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Aquella noche no pudo pegar ojo, ya eran muchas noches así. Era un poco extraño, porque en el último chequeo, el médico le dijo que estaba hecho un jovenzuelo, sano como una manzana; y psicológicamente estaba muy fuerte, Juan se lo repetía cada dos por tres. No podía ser la cena, no. Quizá la cita electoral le hacía mella, era la responsabilidad, seguro. «Tenía un marcado carácter institucional...». (Una frase hecha que venía en uno de los borradores, pero que le confortaba, no sabía muy bien por qué).
No se perdió ni un instante del debate, luego diría -si le preguntaban- que sólo lo vio a ratos, nada de debilidades. Cayetana le pareció altiva, contestona, crecerán pero no puede ser tanto, ¿no? Aitor -el bueno de Aitor- en su papel colaborativo e irreprochable, una alianza blindada. Espinosa bien, con mucho dato pero radical -como tiene que ser-, espantando a los más pero motivando a sus entornos. Rufián flojito, implorando cercanía, comprensión, diálogo; bien, una Esquerra dispuesta, si hace falta; los tengo donde quiero. Montero la peor, desafiante, exigente, demagoga y copiándole argumentos, una izquierda irreflexiva. Bah, les echará el país encima y tendrán que tragar, sin mí no hay gobierno progresista. Arrimadas, algo pisada por Álvarez de Toledo, son antídoto una de la otra, ¿será verdad que no se suman, o sí? ¡Ja! Se neutralizan -Juan lo mantenía siempre-. ¿Y Adriana? Llevó la manija, algo escasa de tono, su tono, sí, pero en él iba mejor, con autoridad y altura su aprendido y bordado susurro impone. Lastra se ajusta al guion, pero en un gallinero así se la comen por momentos. Pero gana Lastra, lo dicen los medios... Y es lo que cuenta.
Tras reflexionar, la tostada estaba fría, había alargado demasiado sus pensamientos, había que desayunar. No quería pensar más, las cosas tenían que salir. Y saldrán -se dijo casi en voz alta-. Soy el desbloqueador, el único. Lo demás ya llegará, lo esencial es estar en la Moncloa, desde ella todo es posible, como ya se ha visto. Lo de las mayorías es secundario.
Éste es un pasaje de esta mañana de domingo, un pasaje fiel a la verdad, ciento por ciento, pero cuyo origen de acceso y conocimiento, usando medios muy sofisticados, no puede revelarse. Bueno, quizá -cómo usted está pensando- sea sólo deducción, o un invento imaginativo... Es mejor no citar fuentes ni descubrir el método -absolutamente legal, no lo dude- pero en esta sección hemos compartido los contenidos y no les sacaremos de otras dudas, acabaríamos todos por saber demasiado.
Estamos a tiro de piedra del domingo electoral del 10-N, se habla de volatilidad del electorado. Puede que sí. Cuentan muchos actuantes y factores, incluidos los CDR, los aranceles de Trump, las advertencias de las autoridades de la Unión Europea, los datos de la EPA, las vacunas robadas... Hasta el Brexit. Aunque no cuenta la sentencia de los Ere falsos, no; por lo visto, hace falta más tiempo, más. Las encuestas, por otro lado, marcaban una deriva que Tezanos ha puesto en cuestión devolviéndonos a un mes atrás. Se admita o no, a partir de la entrega del CIS, todos han contenido sus pronósticos en cierta medida, aunque han seguido desmintiendo porcentajes y escaños atribuibles. En el Partido Popular creen que pueden ganar y en el PSOE ya se conforman con ser primeros. Ciudadanos quieren parar su presumida caída -y están convencidos de conseguirlo-. En Vox los datos son tan buenos que su enfado está cantado, ya sea porque no lleguen a dónde están seguros de llegar -todo les parecerá insuficiente, ya les pasó- o porque al final ni adelanten a Ciudadanos ni suban en número de diputados, que no lo descarten, no. No descarten nada. Unidas Podemos resiste y resiste con un músculo que pasa por agua todos los planes que parecían tan redondos, a pesar de tantos empujones recibidos. Iglesias eleva la voz con eficaz oratoria, a qué negarlo. Las Esquerra, PNV y algunos Junts, quedan para después; todos dan por hecho que sus resultados serán los que serán, de alcance limitado pero concursando, como siempre. Ah, y Errejón puede sorprender, de momento ha desaparecido, puede que sólo esté oculto tras la cortina, pero no se espera que venga en procesión, si acaso con unos pocos amigos y sin llaves.
Son elecciones, las cuartas desde diciembre de 2015. Se da por descontado un aumento de la abstención y los electores, aparte de sesudas interpretaciones de esto y aquello, han visto que la cesta de la compra se ha encarecido y ello pesará. A veces todos nos perdemos en las nubes sin reparar en lo más elemental, lo más importante. Deberíamos mirar.
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