Si la atomización de los espacios de centro-derecha y derecha perjudicó al PP, por la misma regla de tres la ampliación de la oferta en la izquierda con la llegada de Más País sólo podrá desfavorecer a los socialistas
A pesar de la insistencia empírica de que el tiempo -como dijo Julian Barbour- es una magnitud cuya existencia es solo una ilusión persistente, dicen que en la vida los plazos marcan y determinan el todo más material. Por ello, vencida la fecha legal para registrar coaliciones electorales, la fórmula España Suma pasó de ser un proyecto a sólo referencia y quién sabe si planteamiento de uso futuro. Como en un movimiento causal, tras su deshecho, vinieron las candidaturas sin los condicionamientos de los espacios políticos compartidos.
Hay que decir que no todos en las mismas filas compartieron el entusiasmo ni la oportunidad del ofrecido España Suma. En un partido tan plural como nuestro propio país no hay unanimidades ni más compactación que la lealtad y el respeto por la defensa de los planteamientos y posiciones de la organización, una vez éstos decididos. Así que, ante el rechazo sin demasiados cacareos de la formación naranja, los que postularon el acuerdo, y los que no, arrimaron sus argumentos para que fueran los electores los que agrupasen sus votos, ya que los políticos no fueron capaces de agrupar sus fuerzas. Y, puestos en situación, las candidaturas habrían de cerrarse enseguida con el máximo de cohesión, en la búsqueda del mayor acierto y atendiendo a mejorar la oferta previa de sólo unos meses antes, en el aproximado conocimiento de un futurible de mucho mejor resultado porcentual y de escaños.
El ser humano tiene una extraña capacidad para adaptarse a lo ocurrido de forma veloz, lo que quiera que sea. Por tanto, muchos de los llamados a repetir en listas, esta vez con mejoradas expectativas, celéricamente tendrían que ponerse en situación para un hipotético cambio de destino. Y no digamos aquellas incorporaciones de los que ya no fueron la última vez o los requeridos a ocupar importantes espacios por vez primera. Pesada y compleja maquinaria la de carne y hueso para adaptarse a las funciones y los espacios, pero todo listo.
A un mes vista todo estará expuesto a cambiar tanto como sea posible. El PSOE de Sánchez -hay otros PSOE, pero no están en éste- va a combinar los viernes sociales de los decretos-ley con esa oleada de España que nadie sospechaba. El presidente en funciones va a viajar como tanto le gusta intentando llevar su 'gobierno progresista' al deseo de cuántos más pueda, auxiliado por la brusca irrupción del Más País de Errejón, en una calculada maniobra que transmuta a su socio preferente (Unidas Podemos) en su enemigo más íntimo. Pero no hay que olvidar que si la atomización de los espacios de centro-derecha y derecha perjudicó al PP, por la misma regla de tres la ampliación de la oferta en la izquierda sólo podrá desfavorecer a los socialistas. Por cierto, esa epidemia de alegre pase de antiguos podemitas al partido de Errejón no deja a nadie en buen lugar, ni a los evadidos por su falta de constancia y consistencia, ni a los abandonados por su presunta ausencia de atractivo para una parte tan importante de sus otrora fundadores, socios o seguidores.
Dicen que el partido de Rivera se muestra estos meses irregular y esquivo. La ausencia de Arrimadas de las instituciones catalanas, habiendo liderado la fuerza ganadora en las autonómicas, unió su no intento de investidura a su marcha al Congreso. Puede que también se refieran a la desaparición de Albert Rivera todo el mes de agosto, o al abandono de algunos de sus más destacados componentes puesto en relación con la desalentadora deriva de las encuestas. Aun así, en su seno mantienen con seguridad que sus resultados siempre superan los más autorizados pronósticos. De otro lado, Vox anuncia un solo candidato al Senado por cada circunscripción en un guiño al PP que aumenta notablemente las posibilidades de éste para competir por la victoria en la Cámara Alta. Y mientras el nacionalismo catalán más exacerbado pierde fuelle callejero, las urnas pueden caminar por el mismo sendero. No así el PNV, que ni se inmuta, ni baja ni sube; algo suficiente -dicen- para que Ortúzar siga predicando en su enfermiza endogamia que 'ni por el forro'. La novedad es que en esta repetición, aún secretos, velados o tácitos, hay acuerdos que se palpan por aquí y por allá que se sabrán un 10-N de resultado imposible de adivinar.
Por la mañana, muy temprano, la furgoneta de 'Bigselva' paró en la puerta de la Dirección, preguntaron por el titular y dejaron el paquete. Una vez pasados los controles de seguridad, llegó a sus manos y cuando lo abrió, descubrió una camisa de su talla junto a una nota manuscrita y sucinta que decía: he comprado dos iguales. Vuelve el pacto de la camisa.
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