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No hay nada que implique e identifique tanto a una sociedad con una tradición como la Semana Santa. La representación de la Pasión y Muerte ... de Jesucristo en nuestras calles es una de las manifestaciones más antiguas de nuestra forma de ser y de entender la vida, acarrea todo un cambio tanto del escenario, la ciudad, como de la ciudadanía, que conforma la parte protagonista de actores principales (nazarenos y hombres de trono), secundarios (organización general) y extras (público), en torno a unos sagrados titulares como expresión de fe y renovación de una tradición, una forma de entender la vida y herencia cultural que conlleva también una reafirmación en sí de la propia historia. En la, sin duda, mayor manifestación popular anual que cada primavera se repite, se cumple un extraño milagro: todo parece lo mismo pero nada es igual, una máxima fácilmente comprensible viendo, simplemente, la emoción de una promesa, las lágrimas de un espectador, o el grito hecho oración de un 'viva' o una saeta. Para todas las ciudades con honda tradición cofrade, como la malagueña, además se convierte en una importante 'despensa' económica, y el movimiento que supone es importantísimo en nuestro producto interior bruto. Es por eso por lo que debemos entender que estamos ante un fenómeno que escapa a quienes se quieran adueñar del mismo, por lo que se ha de tener mucho cuidado. Ni la Agrupación, ni las cofradías son los 'dueños' de la Semana Santa; ni tan siquiera de los hermanos, sino que es propiedad de la ciudadanía en general (que delega en los citados), por lo que hay que cuidar detalles que pueden parecer banales, pero que no lo son. En Málaga, candente aún la polémica por un cambio de recorrido oficial que no suscita grandes simpatías (eso es una realidad, y sino que alguien encargue una encuesta), nos encontramos en un evidente cambio de ciclo de no pocas hermandades a las que, obviamente, se les ha de aplaudir su adecuación a los nuevos tiempos, pero a las que hay que exigir el máximo rigor en la defensa de la autenticidad de la puesta en escena que existe como tradición en esta tierra, que no es Sevilla, ni Valladolid, sino Málaga. Estamos ante una de las herencias más importantes y ricas que ha recibido esta tierra, la misma que mañana verá amanecer su gran día: llega la Semana Santa. Tenemos un grandísimo tesoro, cuidémoslo; como si fuera oro en paño...
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