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El tropel de situaciones, reacciones gubernamentales, yacimientos políticos chocantes o el abandono sistemático de toda posición digna en nuestras relaciones exteriores se acumulan sin resolución satisfactoria alguna. Los gestos trascendentes de la ignorancia despreciativa de Biden ante la súplica protocolaria de Sánchez parecen todo un ... indicador de la posición a la que hemos descendido. Tampoco el repentino cambio del presidente del Gobierno ante la presión marroquí hace a España tener una postura airosa. Más aún ello, si el respaldo expreso y por escrito de Moncloa al llamado plan de reunificación y autonomía del Sáhara no trae consecuencia favorable del papel y estatus de las ciudades de Ceuta y Melilla o el neoconflicto de las aguas territoriales hispano-canarias.
En la vida los manuales de instrucciones han solucionado muchas cosas y situaciones. De hecho, muchas veces la lectura detenida de este tipo de material de auxilio sirve para pasar de la estupefacción a la comprensión satisfecha, pero no siempre así ocurre. Una vez revelado que con el sistema Pegasus -al servicio de no se sabe qué potencia nacional o sencillamente criminal- se espió a Sánchez y a algunos otros ministros, coincidiendo con el reconocido uso del mismo sistema por parte del CNI y ordenado por un juez a determinados operadores independentistas, presuntos comisores de delitos... La cara de sorpresa no se nos va, como tampoco la inevitable duda acerca de la veracidad de lo contado. Fíjense qué coincidencia, pegasus con pegasus; en un caso, usado por el aparato del Estado y en otro, por desconocidos actuantes -muy probablemente- de un país extranjero. Es más, ante la insolente exigencia de explicaciones por parte de las autoridades catalanas compelidas, relacionadas de alguna manera con los que alguna prensa y mucha ciudadanía española tildó de golpistas, Bolaños sale y explica -dolorido- aquello de: «Nosotros también fuimos espiados...». Con estupor y con alguna lágrima avisando salir los espectadores -sí, como la audiencia de un reality- nos hacemos inútilmente muchas preguntas. La directora del CNI compareció en el Congreso, previamente la presidenta Batet había maniobrado con éxito para cambiar los integrantes de la Comisión de Secretos Oficiales alterando las reglas de las mayorías cualificadas. Paz Esteban -según se filtró el prohibido contenido de la reunión- explicó y demostró la cuidadosa e impecable sujeción a la legalidad de las acciones del CNI. Una vez negada cualquier crisis y con el respaldo expreso de Margarita Robles y algún importante portavoz parlamentario, la señora Esteban fue 'sustituida'. Previamente destituida, claro. Cesada la directora de referencia, Sánchez mencionó expresamente «un fallo de seguridad», ¿qué material han obtenido los espías del móvil de Sánchez?, ¿es información comprometida cuyo fin último es el chantaje? Muchos analistas nacionales e internacionales han sugerido que algunas conjeturas llevan a Marruecos. La reconocida coincidencia de fecha del pegaso-hackeo con la estancia del dirigente polisario Gali lleva a preguntarnos -no sin frustración- qué relación hay, si la hay, de esta crisis de espías con la cesión sanchista del Sáhara y su allanamiento ante las pretensiones de Marruecos... El dios griego Pegasus es el caballo volador, cuesta verlo y mucho más entenderlo.
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