Octubre cofrade
INTRUSO DEL NORTE ·
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INTRUSO DEL NORTE ·
Un milagro en las calles. Un símbolo del triunfo de la fe y de la CienciaY la fe volvió a las calles. Primero al alba, y después ya revisada y rebosante. Tranquila pero con el fervor que se había guardado ... en las habitaciones últimas de la memoria. Será un otoño cofrade, y más le vale al Cielo que, como muchos años, en Málaga el otoño sea primavera. Porque el azahar puede olerse por sinestesia, y ver un trono en la calle es reconciliarnos con nosotros mismos. No sólo para el cofrade, también para el que casualmente ande por la ciudad y encuentre que el malagueño, al que las circunstancias dejó huérfano de Semana Santa, vuelve a su esencia de escalofrío y aplauso.
Ha habido, desde entonces, desde aquella primera primavera, mucho tiempo de silencio. El consuelo de que la Semana de Pasión es también una penitencia por pecados que, en nuestro caso, son geniales. Recuerdo el primer Jueves Santo de la pandemia, encerrado en el sótano a 370 kilómetros de la ciudad y viendo, en bucle, retransmisiones antiguas. Me acompañaba mi Tito Enrique, en pleno don de la ebriedad cuando veía a la Legión por Larios.
Este periódico ha detallado el calendario cofrade de un octubre que parecerá abril, y así hay que asumirlo. Con las mejores galas, tapeo en La Campana y saber que un Sagrado Titular en la calle es un triunfo de la fe y de la Ciencia, y más después de todo lo que hemos pasado. El malagueño debe disfrutar de esa religiosidad mediterránea que puede que haya caído en octubre; y qué más da. Sabemos que Dios no es una estación meteorológica, y por eso la oración en la calle tendrá algo de hojas caídas.
A este intruso se le levantó el ánimo cuando supo de la procesión Magna, que pidió en los primeros compases de la pandemia como acción de gracias y día de la liberación. Por todo y por eso, unas andas en la calle ya es un milagro primaveral en pleno otoño.
Lloraremos con lágrimas agridulces, pero con la convicción de que el cofrade ha andado firme y responsable frente a los elementos. Esa actitud dice mucho, y en no tardando vamos a tener que valorarla públicamente. Porque ha hecho del dolor esperanza, y porque comprendió en su día que se volvería a las calles nuevamente.
En suma, sí, que el octubre cofrade que se nos abre es el primer viento de un tiempo nuevo, distinto, pero con la sabiduría y el amor que hemos acumulado desde el último día, ya histórico, que nos pusimos el capirote. Recemos por quienes se han ido y que desde arriba sonríen, porque el Hombre, a imagen y semejanza de Él, va ganando la batalla a la oscuridad. En el mundo, pero también bajo los varales de otoño.
Hay motivos para la esperanza.
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