Borrar

Los números son mágicos

Si las izquierdas forman gobierno, las panaderías, los bancos y las escuelas abrirán al día siguiente

Domingo, 24 de noviembre 2019, 10:08

Las alteraciones del sueño que al Sr. Sánchez parecían provocarle determinadas compañías en el Consejo de Ministros, se tornan ahora en sonrisas, abrazos y una firme voluntad de convivencia en armonía política. Por la parte del Sr. Iglesias no menos llamativas son las transformaciones de estilos y convicciones; basta constatar que si lo que ahora mantiene (mesura en las formas, asunción de renuncias en el caso de gobernar y compresión con un PSOE antes demonizado) lo escuchara el Iglesias de hace 4 años, se calificaría asimismo como una expresión del podrido régimen del 78 y de la casta. Es preocupante que estos giros argumentales (e incluso, existenciales) de dos de los personajes más soberbios que habitan nuestra política patria, no generan dudas o rechazos generalizados entre los militantes de sus respectivos partidos. El hiperliderazgo (o directo culto a la personalidad) se ha instalado en la izquierda española, con escaso margen para la autocrítica o las propuestas de renovación para los que no se van de la poltrona ni con aceite hirviendo a pesar de las reiteradas bajadas electorales.

Sin embargo, todo tiene en la vida una explicación, ya que estos cambios no son productos de trastornos bipolares de Sánchez e Iglesias: simplemente, los números mandan. En abril al PSOE le salían las cuentas, con dificultades, pero le salían. La estrategia pasaba por sacarle el máximo partido (nunca mejor dicho) a un gobierno monocolor, gestionando su acción política en el equilibrio de pactar con UP políticas sociales y con Ciudadanos y PP medidas económicas y las relacionadas con la crisis territorial. De esta forma Sánchez aparecía como el garante de la estabilidad, bien visto por una mayoría de la población. Pero a este panorama idílico para el PSOE no le acompañan los puñeteros números, los socialistas no tenían mayoría para la investidura y quisieron pactar el apoyo de UP con el caramelito de secretarías de Estado y otros puestos institucionales, pero sin pasar la frontera del Consejo de Ministros. Como los de UP no pasaron por el aro, en vez de reconsiderar sus planteamientos, Sánchez convoca otras elecciones con la esperanza de que funcione aquello de «porque yo lo valgo» y aumenten los escaños del PSOE. Pero la cosa falla hasta el punto de que el aumento espectacular de VOX y el batacazo de Ciudadanos impiden eso de quedar bien con todos.

Ahora las dos únicas mayorías parlamentarias para garantizar un gobierno son las que pueda el PSOE formar con el PP (impensable por dañinas para el futuro de ambas fuerzas) o con UP (con otros apoyos, qué en algunos casos son complicados). Pero hay una diferencia respecto a abril, ya que si partimos de que VOX y PP (como han reiterado) nunca apoyarán al PSOE, ahora, hundido Ciudadanos, UP es tan esencial para un nuevo gobierno como el propio PSOE. Los números son mágicos, han removido desencuentros en 24 horas. Frente al panorama desolador que auguran las derechas (como si ellos tuvieran el monopolio del buen hacer), si al final las izquierdas forman gobierno, las panaderías, los bancos y las escuelas abrirán al día siguiente, y puede que las cosas mejoren si lo hacen bien y recuerdan siempre las sabias palabras de John Locke: «Allí donde termina la ley, empieza la tiranía».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Los números son mágicos