Una nueva era para el turismo en Andalucía

El reto que se planteó la Junta de Andalucía al comenzar este camino fue el de conseguir un marco normativo que fuera realista y ambicioso para obtener una solución satisfactoria para un modelo que existe en Andalucía de forma histórica vinculado al turismo residencial.

Pero antes de entrar en más valoraciones, debemos mirar la 'foto fija' de Andalucía y ver qué es lo que se ha regulado exactamente y cuál es su importancia real. Éste es un sector que principalmente se encuentra en los casi 1.000 kilómetros de costa, en playa. Ahora mismo el 73% del total de los alojamientos turísticos registrados en nuestra comunidad se concentra en pueblos y ciudades de las costas andaluzas. Además el 75% del total no está en las capitales de provincia y el 40% se sitúa en municipios de menos de 50.000 habitantes, donde incluso fuera de la temporada alta con el cierre temporal de establecimientos hoteleros el turista no podría alojarse si no es gracias a nuestra tipología de alojamiento.

La Consejería de Turismo liderada por Arturo Bernal ha sabido entender el peso del turismo residencial para Andalucía y que con el turismo no se juega. No podemos tratar a un sector entero por las tensiones que se produzcan en barrios concretos de capitales de provincia como Málaga o Sevilla. Esta es la realidad de nuestro territorio.

Un punto muy positivo del decreto es que ha reconocido y dado valor a la profesionalización del sector, que era una de nuestras peticiones históricas. Esta figura siempre ha existido, antes de una forma menos profesional pues se trataba de un conserje o una persona que entregaba las llaves, y ahora pasa a empresas muy sofisticadas con conserjería 24-7 y un altísimo nivel de calidad.

Tampoco se nos puede olvidar que Andalucía tiene un turismo de lujo mucho más superior en el turismo residencial que en planta hotelera. Hablamos de Marbella, de Sotogrande, de Sevilla... Atraemos a un turista de lujo y de muy alto nivel que no hay en otras tipologías de alojamiento. La propia profesionalización del sector precisamente ha sido motivada porque en este segmento hemos tenido un nivel de exigencia muy alto por el poder adquisitivo del turista que recibimos.

Además, en este sentido el decreto es el único del mundo donde se establecen criterios de calidad, circunstancia que desde el sector hemos apoyado porque creemos que esa es la línea de competitividad y liderazgo que debe tener Andalucía.

Junto a todo esto también se ha otorgado a los ayuntamientos la potestad de poder ordenar en su territorio, y lo vemos muy positivo porque como reflejan las cifras que he comentado anteriormente hay múltiples variantes según las zonas y municipios de Andalucía. Pero esta potestad no es un cheque en blanco, los consistorios tendrán que justificar las decisiones, medir y razonar qué zonas necesitan medidas más restrictivas y cuáles no, porque en la gran mayoría no se están generando problemas y tienen una dependencia de nuestro sector. Si una norma de cualquier ayuntamiento es proporcional, justificada y cumple con el interés general estaremos completamente de acuerdo en su aplicación. Es más, seremos los primeros en trabajar junto a la administración tantas veces se nos requiera.

Este sector supone al año más de 4,4 millones de turistas alojados en viviendas turísticas de Andalucía, que están teniendo un impacto directo y gasto de más de 4.200 millones de euros al año. Debemos tratar con más respeto al sector de los alojamientos turísticos y no demonizarlo como se ha venido haciendo hasta ahora.

¿Y por qué está teniendo el sector esta repercusión tan positiva en la economía andaluza? Pues porque lo están eligiendo los turistas. Andalucía es líder absoluto en demanda nacional, absorbemos el 30%. Y de todos los que nos visitan un 42% solo busca vivienda turística.

Al sector de los alojamientos turísticos hay que darle el espacio, el reconocimiento y las garantías jurídicas que necesita y que son necesarias, y este decreto pensamos que viene a aportar soluciones para que nuestra industria ocupe la importancia real que tiene.