Martes, 15 de octubre 2024, 02:00
El reconocimiento por parte de Raúl Morodo -embajador de España en Venezuela de 2004 a 2007- y de su hijo Alejo de haber incurrido en un delito fiscal en 2014 a cuenta de «operaciones simuladas» de asesoramiento a la empresa estatal venezolana PDVSA les permitió ... ayer eludir la cárcel. El pacto alcanzado con la Fiscalía y con la Abogacía del Estado atiende a la instrucción seguida por el juez Santiago Pedraz de la Audiencia Nacional en 2019. Pero proyecta serias sombras sobre la actividad desarrollada por el llamado 'embajador de Zapatero' precisamente cuando el expresidente socialista ha sido protagonista destacado de las últimas campañas electorales del PSOE, especialmente activo como integrante del Grupo de Puebla y presente en eventos internacionales acaparados por autocracias.
Publicidad
Morodo fue uno de los protagonistas de la Transición, catedrático de Derecho Constitucional, y un docto cronista de acontecimientos clave para nuestro país. Nombrado para hacerse cargo de la legación de España en Caracas, al parecer por deseo expreso de José Luis Rodríguez Zapatero durante su primer mandato a instancias del entonces ministro de Defensa, José Bono. Que no perteneciera a la carrera diplomática podía asemejarse a algunos otros nombramientos 'políticos'. Mantuvo hilo directo con el presidente Hugo Chávez. Aunque los acontecimientos demostrarían que ello no sirvió para preservar las relaciones entre el bolivarianismo interpretado por el primer chavista y su segundo, Nicolás Maduro, con España.
Pero parece evidente que la labor del 'embajador de Zapatero' en Venezuela propició que, a partir de su cese -si no antes- cuajaran en forma de negocios las conexiones que establecido con un régimen totalmente dependiente de las reservas de crudo y de su explotación más opaca. No es nada usual que los cargos públicos asuman responsabilidades políticas derivadas de irregularidades cometidas por sus subordinados. Mucho menos de manera retrospectiva. La peripecia bajo instrucción de Koldo García y José Luis Ábalos ha dado lugar en los últimos días a exculpaciones de sorpresa, decepción e incluso de traición por parte de quienes, cuando menos, incurrieron en fallas 'in vigilando'. Pero el reconocimiento del delito por parte del 'embajador de Zapatero' en Caracas obliga al expresidente a retirarse de la escena venezolana. Máxime cuando no ha dado explicación alguna de su papel en torno a la imposición fáctica del fraude electoral del pasado 28 de julio a favor de Nicolás Maduro.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.