El narcisismo territorial navega por el Guadalquivir
Carta del director ·
Hay quienes en Sevilla no soportan la presencia de malagueños en ámbitos de poder de Andalucía y se rebelan contra lo que llaman 'Junts por Málaga'Secciones
Servicios
Destacamos
Carta del director ·
Hay quienes en Sevilla no soportan la presencia de malagueños en ámbitos de poder de Andalucía y se rebelan contra lo que llaman 'Junts por Málaga'Uno de los grandes espacios del Palacio de San Telmo, sede del Gobierno de la Junta de Andalucía, es el Salón de los Espejos, en el que se celebran los grandes actos y reuniones del consejo de Gobierno. Es un lugar bellísimo de este edificio ... barroco y tiene la singularidad de que en su rehabilitación se colocaron unos espejos que representan el cauce del río Guadalquivir. Imagino que fue una forma de representar la principal inspiración de la casa de todos los andaluces. Debía estar muy impregnado este sentimiento porque en una mesa grandiosa de madera de una de las salas de Presidencia también está incrustado en marquetería color marfil el cauce del Guadalquivir, quizá para que las decisiones y acuerdos de Andalucía siempre naveguen por sus aguas. Esto, que no deja de ser una anécdota de las muchas similares que rodean San Telmo, sirve para poner de manifiesto cómo desde su origen se ha entendido la relación de Sevilla y la Junta de Andalucía.
El sillón de la presidencia de la Junta de Andalucía siempre ha estado ocupado por sevillanos de cuna, como Rafael Escuredo, José Rodríguez de la Borbolla y Susana Díaz, o con arraigos familiares y de juventud como Manuel Chaves y José Antonio Griñán, ambos formados en la Universidad de Sevilla. Esto, como lo del río, no deja de ser una coincidencia y fruto del histórico liderazgo orgánico del PSOEen Sevilla y Cádiz.
Nadie desde el sentido común podría negar que Andalucía se ha gestionado durante décadas desde el centralismo sevillano, generando agravios especialmente con la Andalucía más oriental.
Pero hace unos años se produjo un cambio sustancial más allá del final de la primacía socialista con la llegada de un presidente del Partido Popular. Al margen del cambio político, lo que más impacto tuvo en la sociedad sevillana fue la llegada de un presidente malagueño, Juanma Moreno Bonilla, que se venía a sumar a la llegada de otro malagueño, Javier González de Lara, como presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, hasta entonces comandada por los sevillanos Santiago Herrero, Rafael Álvarez Colunga y Manuel Otero. Aquel nombramiento fue un 'shock' en el mundo empresarial sevillano y más aún cuando González de Lara decidió no ir ese año a la Feria de Sevilla como hacían, por supuesto, sus antecesores. González de Lara recibió una CEA en quiebra y logró en poco tiempo sacarla de un pozo económico con muchas, demasiadas, sombras en su gestión sin necesidad de buscar ni la aprobación ni la aceptación de la alta alcurnia sevillana. Lo logró por los méritos en su gestión.
Y ahora, con varios consejeros con el sello malagueño, como Elías Bendodo, Javier Imbroda o Rocío Blanco; y con el equipo directivo de la Radio Televisión de Andalucía (Canal Sur) made in Málaga, y con el peso orgánico del PP de Andalucía sobre los hombros de Juanma Moreno y Elías Bendodo, la presencia de malagueños comienza a provocar urticaria en variados ambientes sevillanos cuando parecía que eso de los agravios era cosa superada. De hecho, este mismo periódico fue criticado cuando apoyó y potenció informativamente el eje Málaga-Sevilla y sentó por primera vez en un foro a los alcaldes Francisco de la Torre y Juan Espadas para hablar del futuro y las fortalezas de estrategias comunes entre ambas ciudades y provincias. El entorno de ambos territorios sería invencible, tanto que alcaldes de Granada y Córdoba se intentaron sumar a esa idea ahora en horas bajas.
En la últimas semanas se alienta desde las páginas del 'Diario de Sevilla' (Grupo Joly) el peligro de lo que ellos llaman el síndrome 'Junts por Málaga', en clara referencia al 'Junts per Catalunya' de Carles Puigdemont. Esto no deja de ser una ocurrencia periodística para echar unas risas en los corrillos mediáticos, pero adquiere la consideración de ridículo cuando se pone negro sobre blanco en la página de un diario.
Este mismo medio, bajo la firma de uno de los protectores de las esencias sevillanas, Navarro Antolín, llama catetos a los malagueños de San Telmo y les advierte: «No, Sevilla no se gana en una hora, pero sí en cierto tiempo a poco que se la trate con cariño, respeto y paciencia». Y añade: «No somos nosotros, son los siglos los que amparan a una ciudad que algún hortera podrá poblar, pero no controlar, ni conquistar, ni mucho menos domesticar». Quizá no ha entendido aún que quienes viajan allí con un cargo de responsabilidad institucional no van a ganarse a Sevilla, sino a ganarse Andalucía, desde Almería a Huelva, y que desplazarse hasta allí es un mero trámite. Hay quienes van y vienen como el que coge el AVE de ida y vuelta a Madrid. En el mismo artículo llama cateto, sin nombrarlo, a un político que osó asistir a un acto académico sin calcetines, lo que parece ser un ataque imperdonable a la etiqueta que alguno se resiste a revisar o ignorando que hay vida más allá de Los Remedios 'style'. Muy rancio todo.
Ya saben que la megalomanía o los delirios de grandeza es un trastorno que consiste en que una persona o, en este caso, parte de una sociedad, cree tener cierto talento o capacidad que no se corresponde con la realidad. Es un trastorno relacionado con el narcisismo que se caracteriza por pensamientos de poder, omnipotencia y de gran superiodidad frente a los demás. Son sujetos, en este caso territorios, que están convencidos de tener unas habilidades ilimitadas, no aprenden de sus errores cegados por la imagen que tienen de sí mismos, fingen continuamente y creen que la culpa de los problemas siempre la tienen los demás.
Y este narcisismo se traslada a veces a los propios territorios en una derivada peligrosa del centralismo, como ocurre en ciertos ámbitos de Sevilla. Y entre este narcisismo territorial y el catetismo ilustrado de aquellos que lo ejercen hay una línea muy fina y difusa. Quizá aún no se han dado cuenta de que lo primero que tienen que hacer es mirar qué hay al otro lado de la tapia del 'miarmismo', que hay muchas cosas que ver, que conocer y que aprender. Así le harían un favor a la propia Sevilla, que no se merece que haya quienes se empeñen en mantenerla en el XIXcuando por méritos propios es una de las grandes ciudades del mundo. Mejor sería que Sevilla y Málaga trabajasen mano a mano para hacer de Andalucía una de las grandes regiones del mundo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.