Que la UE bloquee los fondos Next Generation hasta que el Gobierno de Sánchez explique en qué los gasta y cuál es la hoja de ruta, seguramente será un bulo... O quizá no, no se sabe. Hasta que no creen la oficina o el ministerio ... de la verdad' es difícil tener una opinión, digamos, 'correcta'.

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Sorprende estos días el esfuerzo de algunos medios de comunicación por explicar la urgencia de tomar medidas para acabar con la desinformación. Sorprende, sobre todo, el tipo de ejemplos que se pone, pues parece ser que la simple emisión de alguna duda sobre determinados temas de actualidad ya es una acción reprochable. Hay que ver hasta dónde llega este asunto. No cabe duda de que algunas aseveraciones pueden resultar ridículas, ya saben, el terraplanismo. Pero lo que está por ver es si afirmar algo semejante puede producir daños irreparables. Es aconsejable que se tomen precauciones para perseguir las llamadas 'fake news', pues se corre el riesgo de acabar persiguiendo a los que simplemente cometen errores o sólo cuestionan determinados conceptos o acciones tenidos por ciertos en un momento temporal determinado. De hecho, cabe recordar que en la historia hay inventos que fueron adjudicados a determinados personajes y luego el tiempo y los hechos acabaron por probar que no lo eran, o que ha habido planetas que, tras muchos estudios, se ha convenido que no eran planetas. Hay batallas que nunca ocurrieron o victorias que en realidad fueron de los tenidos por perdedores, arte y literatura que fueron un plagio o correspondían a autores diferentes a los que, en su día y durante años, como tales figuraron. Principios y leyes físicas que no eran tales o se demostraron erróneos, algunas fórmulas posteriormente corregidas por científicos o matemáticos... Incluso grandes sorpresas que enojaron hasta la extenuación a los responsables de la 'verdad' de sus tiempos, como la circulación pulmonar y la circulación menor por Miguel Servet, la ley de la gravedad de Isaac Newton o Galileo Galilei que defendió que los planetas, entre ellos la Tierra, giraban alrededor del Sol y no del planeta azul... La realidad es que todos ellos y muchos más sufrieron y algunos, demasiados, pagaron con su vida su atrevimiento por genuina decisión de cada una de esas 'comisiones de la verdad' que siempre han existido.

Éste, como tantos otros, es un asunto delicado y no puede resolverse alegremente o con simpleza. Aventurarse a dañar a autores -versados o no- sin mala fe, inocentes o incluso a personas que han descubierto verdades en las que los miembros de nuestra sociedad no creemos o no sabemos ver, sería cometer una gran injusticia. Nuestra civilización tiene muchas virtudes, pero también -invariablemente- una gran soberbia. La humanidad históricamente siempre está empeñada en que su vanguardia es la que conoce la verdad, pero esas vanguardias son suplidas por otras nuevas de forma constante, pues los avances que las anteriores desconocían abren puertas a conocimientos y hallazgos inimaginables para los protagonistas precedentes. La verdad, ¿quién puede decirnos con seguridad cuál es y con qué legitimidad podría imponérnosla?

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