Sr. García .
Carta del Director

Moderado: la etiqueta multiusos

Muchos ciudadanos se sienten incómodos si se les encasilla en posiciones políticas de derechas o izquierdas y prefieren espacios más indefinidos y con menos carga ideológica

Manuel Castillo

Málaga

Domingo, 26 de junio 2022, 00:10

Los resultados de las elecciones andaluzas del pasado 19J invitan a reflexionar sobre el comportamiento del electorado, que le ha dado una victoria sin precedentes en el Partido Popular a Juanma Moreno Bonilla. Y una de las primeras conclusiones puede ser el triunfo de la ... moderación, no sólo como estrategia sino, incluso, como espacio político. Hay muchos ciudadanos que se sienten incómodos si se les encasillan en posiciones ideológicas de derechas o izquierdas y prefieren un lugar más indefinido que les permita moverse por el espectro político con mayor libertad. Estamos asistiendo a un curioso cambio de actitud del electorado, capaz de elegir su voto no tanto por razones ideológicas como prácticas. Ahora mandan más el bolsillo y las percepciones. Quizá por esto, moderado es la nueva etiqueta multiusos que permite conectar a votantes de izquierdas y de derechas sin generar rechazo. Y eso lo ha sabido interpretar a la perfección Juanma Moreno Bonilla, hasta el punto de construir todo un modelo político sustentado en la normalidad, en la prudencia, en la tranquilidad. Es decir, en la moderación. Y así se ha convertido en una opción que encajaba incluso en posiciones de izquierdas, al tiempo que reconfortaba a su votante tradicional.

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Después del empacho político originado a partir del movimiento del 11-M y acentuado por los nuevos partidos –Podemos, Ciudadanos y Vox, además de los independentistas catalanes– y de la escalada de confrontación política, la moderación se está empezando a abrir camino como una vía de escape y como una solución. De hecho, el bipartidismo comienza a rehacerse tras el castigo ciudadano de la última década y comienza a tener posibilidades de resurgir.

Las elecciones andaluzas pueden, sin duda, tener un efecto contagio capaz de redefinir el escenario político. Porque la mayoría de Juanma Moreno ha enviado también a la periferia a Vox, cuya presencia en el Parlamento andaluz se va a reducir a hacer ruido, pero poco más. Su papel va a ser intrascendente y con escasa, por no decir ninguna, capacidad de influencia. Lo que para Vox era una oportunidad para lanzarse a la conquista de Madrid ha terminado por ser un portazo en las narices a Macarena Olona, a pesar de haber mejorado los resultados anteriores.

Y en este contexto de normalidad Juanma Moreno se ha convertido de la noche a la mañana en el gran referente del PP, marcando una estrategia que, sin duda, va a impregnar a todo su partido y a todos sus candidatos. El mayor acierto del presidente andaluz ha sido leer perfectamente los cambios que se estaban produciendo en la sociedad y asumirlos como propios. Andalucía ha ganado autoestima y se muestra decidida a salir del vagón de cola al que parecía estar condenada de por vida. Y el ciudadano, en estos tiempos de postpandemia, ha girado hacia un pragmatismo político, centrado más en la vida diaria, en sus necesidades y preferencias, que en la ideología. Y Juanma Moreno se ha presentado como el hombre capaz de liderar esos cambios y el electorado le ha comprado su discurso.

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Ahora falta por saber cómo gestionará la mayoría absoluta. Y no sólo él, sino su equipo de colaboradores y consejeros, que suelen ser los que pierden el norte en este tipo de circunstancias. El discurso de Moreno la noche electoral fue el perfecto, basado en la humildad, el trabajo y la sensatez. «Mis jefes son los ocho millones de andaluces», dijo. El PP tiene una extraordinaria oportunidad para seguir transformando Andalucía y para aprovecharla va a tener que tener siempre los pies en el suelo. Es cierto que para cualquier persona es muy difícil asimilar un éxito tan rotundo y gestionar todo el poder que le han dado las urnas. La ovación que recibió Juanma Moreno al entrar al coso de la Maestranza de Sevilla en el concierto de José Manuel Soto fue un gesto, diría, inédito en política, que sin duda pondrá a prueba su capacidad para digerir un triunfo tan rotundo.

Andalucía tiene ante sí cuatro años decisivos que serán complicados por los problemas económicos que se avecinan. Además, en la pasada legislatura la pandemia lo eclipsó todo y ahora, con toda seguridad, volverán a la actualidad los problemas de siempre en sanidad, educación, empleo o infraestructuras. Y será entonces cuando el PP, con Juanma Moreno, deberá demostrar su capacidad para culminar un cambio en la región que ilusiona y que hace pensar en una nueva Andalucía, más próspera y más competitiva.

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