La coronación del rey Carlos III será un día de espléndida pompa y un momento de unidad nacional. Con mucho colorido, caballos, un carruaje precioso y un concierto de rock británico, la jornada presentará algunos escenarios históricos. Los reyes de las islas británicas han sido ... coronados en la abadía de Westminster durante un milenio y la de Carlos presentará una imagen de continuidad y solidez. Sin embargo, los festejos encubrirán una realidad algo más frágil y unas profundas divisiones tanto en la sociedad británica como en el seno de la familia real. Tras el 'brexit' y los estragos de la covid, la economía británica se está viendo azotada por una serie de huelgas muy importantes que incluyen a médicos, enfermeras, profesores y maquinistas. Y los preparativos de la coronación han puesto de manifiesto una vez más las discrepancias de la familia real que podrían ser irreversibles.
Publicidad
El primer objetivo será evitar algunos de los líos que han salpicado otras coronaciones del pasado. La casa real tiene la reputación de organizar bien las ceremonias de Estado, pero no siempre ha sido así. En 1821 la coronación de Jorge IV se complicó cuando el nuevo rey decidió excluir a una invitada importante: su esposa, la reina. De joven, el Parlamento había obligado al príncipe Jorge a casarse con su prima alemana, Carolina, pero no fue un matrimonio feliz. El día de su coronación, Jorge ordenó a sus guardias que impidieran que Carolina entrara en la Abadía de Westminster. Ella, furiosa, intentó entrar por todas las puertas pero fue en vano y la reina murió poco después. Unos años más tarde la coronación de la reina Victoria no salió mucho mejor. La joven, que solo tenía 18 años, tuvo que soportar una ceremonia de cinco horas que ella describió en su diario como «confusa e incomprensible». Con mucho alivio, la reina salió de la abadía pero luego tuvo que regresar porque al arzobispo de Canterbury se había olvidado de administrar la parte más importante, el juramento.
Sin duda, la organización de la coronación de Carlos III saldrá mucho mejor. Unos 6.000 soldados se han estado entrenando en las últimas semanas para llevar a cabo su participación con precisión milimétrica. Y no hay nadie mejor preparado que el nuevo rey, que asumirá su cargo de jefe de Estado cuando la mayoría de la gente de su edad -unos 73 años- disfruta de una jubilación feliz. Carlos ha tenido un aprendizaje largo pero le quedan algunos aspectos por perfeccionar. Como heredero al trono, no ha tenido pelos en la lengua para expresar sus opiniones sobre un abanico de temas desde el cambio climático hasta la arquitectura, pues conoce mejor que nadie a los ministros de la Corona. A lo largo de los años, ha enviado cientos de mensajes y cartas a los ministros de todas las administraciones para compartir sus opiniones y sugerencias sobre cómo debe gobernarse el país. Pero ahora debe aprender a morderse la lengua. Carlos tendrá que ser el jefe de Estado capaz de representar a todo su pueblo y guardar silencio, como hizo su madre a la perfección. Con fisuras importantes en Irlanda del Norte y un movimiento nacionalista fuerte en Escocia, la tarea de preservar la unidad del país será una de sus prioridades.
Y mantener la paz y nutrir la armonía dentro de su propia familia será otra. Si bien la relación entre los distintos sectores de la sociedad británica es tensa, la turbulencia dentro de la familia real es aún peor. Ya se sabe que existe una ruptura fundamental entre los dos hijos del nuevo rey, Enrique y Guillermo, y que ni siquiera se hablan. El rencor entre los hermanos y el monarca tiene todos los elementos de un drama shakesperiano y la lucha continua se ha librado en tiempo real utilizando armas de la era digital. Un punto del conflicto es la esposa de Enrique, la actriz Meghan Markle, quien ha preferido quedarse en su casa de California en lugar de asistir a la coronación. Enrique acudirá a la cita de mañana pero, según informan los medios, no ha sido invitado a aparecer junto a su padre en el balcón del palacio de Buckingham para saludar a la multitud.
Publicidad
Sin duda, el colorido y la alegría de los festejos generarán un ambiente alegre, incluso eufórico el día de la coronación. Sin embargo, las encuestas indican que muchos sectores en la sociedad británica son más escépticos, en concreto los jóvenes. Mientras que un 70% de los británicos con más de 65 años está a favor de la monarquía, el apoyo cae a solo un 25% entre los veinteañeros. Una vez finalizadas las festividades, Carlos III deberá trabajar duro para ganarse su confianza, promover la unidad de su reino y establecer una relación más tranquila entre sus hijos. Tiene toda una tarea por delante.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.