Un metro a la altura de la Gran Málaga

Si nada se tuerce estará listo aproximadamente en unos tres años, con lo que el metropolitano tendrá entonces unos 15 kilómetros de vías. Hombre, así a primera vista, suena a muy poco si se compara con el madrileño, que es a lo que se debe aspirar, lógicamente en proporción, que tampoco es plan de venirse tan arriba. Vamos con las cuentas. Madrid tiene una población de unos tres millones de personas, mientras que Málaga no llega a los 600.000 habitantes, o sea, que tiene cinco veces menos vecinos, con lo que el metro local tendría que ser, aproximadamente, cinco veces más pequeño. ¿Y cuánto es eso? 50 kilómetros. Y estamos muy lejos de esa cifra. No está mal echar un ojo a otras ciudades con metro. Por ejemplo, Valencia, que tiene nueve líneas y un total de 156 kilómetros de vías metropolitanas. La capital levantina tiene una población de 800.000 personas, o sea, que ni siquiera dobla a la capital malagueña.

Sobran los comentarios si se comparan los metros de ambas ciudades, pues también salimos perdiendo. Incluso hay una ciudad más pequeña que Málaga, que es Bilbao, que tiene 43 kilómetros de metro, pese a que su población es de 345.000 personas. Es verdad que está lo que se llama el Gran Bilbao, que ni por asomo alcanza a lo que es la Gran Málaga. Estas comparaciones no deben servir para criticar lo que está bien en otras ciudades, pero sí debe servir para saber hacia dónde queremos ir y para reclamar lo que en buena lógica corresponda. Las autoridades tienen que tener claro que el metro es un medio de transporte que se acoge con entusiasmo por los usuarios, porque es barato y rápido. Está previsto que en Málaga se llegue a los 21 millones de viajeros al año con la ampliación al hospital Civil. No puede haber excusas del tipo de demanda que hay en tal o cual barrio. ¿Acaso las 12 líneas de Madrid tienen la misma ocupación? Está claro que no. Hay un par de ellas que apenas llegan al 5% del volumen de pasajeros que la utilizan. Pero son necesarias para no dejar barrios aislados.

Nadie pone en cuestión que no haya este servicio, pese a que los vagones no vayan repletos de usuarios. Por eso, el metro de Málaga tiene que llegar sí o sí a la zona este para que luego pueda tener una conexión con Rincón de la Victoria, bien con un cercanías o con el propio metro. Sería imperdonable que esta zona de la capital quedara aislada. El alcalde de Málaga ya ha comentado que la línea que llegará al Civil tiene que seguir hacia la zona de La Palmilla y Ciudad Jardín, barrios muy poblados. Tampoco hay que olvidarse de Campanillas, que sigue siendo un distrito de Málaga, que alberga nada más y nada menos que el PTA, sin contar a las miles de personas que viven en la ampliación de la zona de Teatinos. No hay que tener complejos para consolidar a Málaga como una gran ciudad. Hay que ser conscientes de que el metro que necesita la Gran Málaga no se hace de un día para otro (el de Madrid lleva más de un siglo en funcionamiento), pero debe haber una continuidad hasta conseguir el objetivo, aunque estemos otros 20 años en obras. Sin prisas, pero sin pausas.