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Ni es un secreto ni es tan difícil. La mejor inversión que podrían realizar las diferentes administraciones públicas de la provincia de Málaga es garantizar ... el abastecimiento de agua para consumo doméstico y riego agrícola. Eso permitiría el desarrollo exponencial de uno de los principales sectores de la economía, el agroalimentario, y la creación de miles y miles de empleos.
Málaga dispone de recursos hídricos suficientes, pero históricamente los ha gestionado fatal por una falta de conciencia sobre la importancia y, al mismo tiempo, la escasez de agua. Se desperdician muchísimos hectómetros cúbicos por la ausencia de infraestructuras que conecten los diferentes pantanos, por la escasez de presas y, también, por la cantidad de fugas que se producen por el mal estado de la red de tuberías. Por poner un ejemplo, es como si en la provincia no se hubiesen construido suficientes autovías y autopistas y toda la red de carreteras secundarias estuviera en un pésimo estado, llena de baches y socavones. ¿Alguien se imagina que ni existiese la autovía de la Costa del Sol entre Estepona y Nerja? Pues eso, por ejemplo, es lo que pasa con el agua. ¿O que hubiese grandes municipios que no estuvieran conectados por carretera? Pues eso también pasa con los pantanos. Es decir, lo que el agua necesita es un plan de movilidad idéntico al que pensamos con nuestros desplazamientos diarios en coche, en autobús o en tren.
Con una gestión adecuada del agua se podría pensar en terminar con el paro estructural que asola Andalucía, y por tanto Málaga, y que lastra el crecimiento económico de la región.
Pero es que hay muchos más argumentos. Y uno de los más poderosos es que si las comarcas de la provincia tuviesen abastecimiento suficiente para el riego se podría anclar la población y luchar contra la pérdida de residentes que comienza a ser un peligro muy serio.
De hecho, en este mismo periódico publicamos la semana pasada la alarmante pérdida de población de la comarca de la Serranía de Ronda y ocurre lo mismo en otros municipios de la Axarquía o la zona de Antequera. La mejor forma de luchar contra la despoblación es garantizar un futuro mejor a todas esas personas que deciden marcharse de sus pueblos. Y eso, entre otras cosas, pasa por una apuesta decidida por la innovación y profesionalización de la agricultura en la provincia. Ser agricultor no tiene por qué estar relacionado con una vida penosa y precaria. Y eso empieza por una buena gestión del agua.
Esta semana tuvimos en el periódico un encuentro en Alhaurín de la Torre para hablar del futuro del Valle del Guadalhorce y pudimos comprobar los retos extraordinarios a los que se enfrenta un territorio con muchas posibilidades en la agricultura, pero que pasa por una gestión adecuada del agua y, sobre todo, por una planificación sobre los productos, porque son muchos los que empiezan a apostar por subtropicales como el aguacate o la papaya. Allí se habló de muchas cosas, pero una de ellas hacía referencia a un sueño que no es imposible: el agua a demanda, que no es más que poder utilizar de forma razonable agua para riego sin limitaciones. Para ello, claro está, hacen falta infraestructuras y un plan de uso del agua regenerada.
La provincia tiene la posibilidad de apoyarse en un triángulo virtuoso que sería la envidia de muchos y que aquí es realmente posible: turismo, tecnología y agricultura. Dice mi amigo Antonio Luque, presidente de la mayor cooperativa de aceite del mundo, Dcoop, que «el político que sea capaz de solucionar el problema del agua será el político mejor recordado en los próximos 200 años». La pregunta que me hago es si en estos tiempos hay algún político que piense en 200 años y no en las próximas elecciones. En fin.
No hay excusas, por tanto, para que la gestión del agua no solo mantenga sino que fuerce su importancia en la agenda política de Málaga y Andalucía. Falta mucho por hacer, por lo que todas las mejoras que se hagan van a tener un efecto inmediato. La agricultura y la industria agroalimentaria dan muchas alegrías y podría dar muchas más. De hecho, la provincia cuenta con empresas y cooperativas de trascendencia mundial como Dcoop, Trops, Famadesa, Faccsa, Hutesa, Almendrera del Sur, Reyes Gutiérrez, Eurofresh o Frutas Montosa; ejemplos de lo que somos capaces de hacer en esta provincia que, pese a que muchos no lo sepan, tiene un tercio de todas las empresas agro de Andalucía.
Agricultura, turismo, tecnológica son tres palancas con la suficiente fortaleza que pueden impulsar a la provincia a ese lugar en el que prime el empleo, la economía, los mejores salarios y, al fin y al cabo, mejorar las condiciones de vida de los que aquí trabajamos y vivimos.
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