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Nuestra mejor herencia

Que la felicidad no pase de largo por nuestra vida es el común oficio

Domingo, 23 de junio 2019, 10:01

Esto de la felicidad es muy subjetivo, pero yo me quedo con la magistral definición de salud que ofrece la Organización Mundial de la Salud: «Estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». La salud, en ... ese sentido integral antes señalado, es en mi opinión la mejor forma de medir la felicidad de los seres humanos. Siempre se puede aprender de los sabios que han reflexionado sobre estas materias, como el gran Aristóteles cuando realiza su síntesis magistral: vivir bien, obrar bien es sinónimo de ser dichoso. Como mi oficio es el de jurista, creo que cultivar la justicia es un buen preámbulo a la felicidad y así conviene seguir las enseñanzas de los que nos precedieron en el arte del Derecho: «Vive honestamente, no hagas daño a nadie y da a cada uno lo suyo». La virtud moral que implica cumplir con las normas de las que nos hemos dotado de forma democrática y respetar a los demás siendo honestos y justos, contribuye a que el «medio ambiente social» sea más respirable y a que la felicidad no sea una mera utopía. Pero por desgracia no todo depende de lo que hacemos cuando actuamos bien. Hay guerras, hambre, injusticias y malvados a mansalva. Al elenco de maldades con marca humana se unen las desgracias que vienen sin dolo o culpa, como los accidentes y las enfermedades. Podemos acumular virtudes, pero cuando las desdichas nos caen como chuzos de punta, hablar de felicidad es una quimera si no tenemos la capacidad de afrontar los malos tragos derivados de contingencias incontrolables (enfermedades, accidentes) o bajo control del canalla de turno (violencia, opresión, explotación). Intentar procurarnos ese estado completo de bienestar físico, mental y social exige, en mi opinión, no solo ser personas buenas (quiero creer que los malos no son felices), sino además manejarnos con equilibrio mental frente a las adversidades. No es señal de salud el superhéroe que siempre está contento y activo pase lo que pase; al contrario, lo normal es que nos sintamos desolados ante la muerte de un ser querido o incapaces de reaccionar ante una situación traumática. Pero ya entramos en barrena si nos instalamos en esa indefensión psicológica fuera del contexto temporal que la causaron.

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