Editorial

Mazón, entrampado

El president afronta un nuevo clamor para que dimita, mientras reajusta un relato judicialmente exculpatorio y políticamente imperdonable

Domingo, 2 de marzo 2025, 01:00

Las miles de personas -30.000, según la Delegación del Gobierno- que recorrieron ayer las calles de Valencia coincidiendo con el cuarto mes desde la ... sobrecogedora dana conformaron la quinta manifestación contra el presidente de la comunidad, Carlos Mazón, ante una gestión de la catástrofe que creen ya tan insoportable como insostenible. El desastre provocó un destrozo tan amplio y transversal como para que el barón del PP no pueda desoír, orillar o desatender el dolor de las víctimas y el hondo malestar social que late tras cada exigencia para que dimita, aun cuando de las marchas en su contra no pueda inferirse un rechazo unánime del conjunto de la ciudadanía. Como tampoco pueden obviarlo ni los populares valencianos ni la dirección de Alberto Núñez Feijóo dadas las evidencias que se acumulan de una reacción ante un desafío excepcional cuando menos, tardía, insuficiente y confusa. Una apelación a hacerse cargo de la gravedad de lo sucedido y del reto descomunal de la reconstrucción que compete en primera persona al jefe del Consell y su Ejecutivo, pero que llama también a medir su presión -una posible moción de censura- a la oposición encabezada por los socialistas, en tanto que éstos lideran el Gobierno de España interpelado, asimismo, por la dana.

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La instrucción de la jueza de Catarroja, que ha devuelto a primer plano la actuación de Mazón el letal 29 de octubre, establecerá una primera verdad judicial de lo ocurrido y la posible atribución o no de culpas penales. La investigación se está imponiendo a la pretensión de dejar de lado, en nombre de esa urgente recuperación, las responsabilidades institucionales y administrativas concurrentes en una tragedia que mató a más de 200 personas. A Mazón, como al resto de cargos señalados, le asiste el derecho a ceñirse a la descripción de su proceder en aquella jornada aterradora a fin de sortear todo acto que pudiera considerarse rayano -siquiera moralmente- en la tipificación del homicidio. Pero aunque la admisión de que llegó al Cecopi a las 20.28 horas constituye un ardid exculpatorio que puede resultarle crucial judicialmente, es tan imperdonable políticamente que dificulta a Feijóo sostener al president como una suerte de fusible ante la crisis y alimenta las expectativas del PSPV y Compromís de terminar de fundirlo. Mazón se aferra a la nada entre las dilaciones del PP y una moción de censura que solo podría salvar gracias a Vox, mientras encadena las versiones para ocultar qué le llevó a demorarse ante la mayor crisis sufrida por su comunidad.

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