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Como un inmenso muro el constructo perverso y falseado del mandato sanchista se abre paso cada día. Muchos no quieren ver lo que realmente ocurre, hay un hooliganismo ciego que encuentra bueno, factible o justificado, cada desmán. Haciendo acopio de las señales, hemos de recordar ... que Pedro perdió las generales del 23, también las municipales y, ahora, las europeas. No es una buena marca, pero encuentra siempre algún argumento para continuar. Desde la aparición del llamado caso Koldo-Ábalos, con la subsiguiente expulsión de éste último, y la imputación de su mujer, dice querer «regenerar» la democracia. Sus medidas anunciadas van directamente contra la independencia de los jueces y contra los medios de comunicación y los periodistas.
La regeneración democrática no puede ser de parte, no se puede impulsar reformas legislativas que afecten a los jueces cuando se está implicado personal y familiarmente en una imputación judicial. Es algo elemental, tanto, que hasta cualquiera de los imbuidos por la ola de Sánchez podría -puede- entenderlo. No se puede modificar el estatus de periodistas y medios cuando se está afectado diariamente por noticias o pesquisas que le acusan y él expresivamente deplora. No se pueden pedir explicaciones si no se está dispuesto a dar ninguna -y no las ha dado-. El espectáculo diario de trampas y mentiras se va abriendo paso como pura revelación, por eso Pedro genera el abandono de adeptos, gota a gota, menguando de crédito y tamaño. La mayoría de chiripa que ya pierde o retira votaciones, también bloquea las iniciativas de sus contrarios, demostrando que ganar por la campana no puede hacerse costumbre, porque ya no se llega. Ni siquiera los planes -según algunos malpensados- de una fiscalía europea requiriendo para sí las causas y dejándolas morir, parece haber encontrado el acomodo deseado, pues los juzgados españoles encartados siguen adelante.
El nuevo mantra de afirmar que en el Congreso de los Diputados reside la soberanía nacional no es sólo falso, sino que se trata de una afirmación aberrante constitucionalmente hablando. Construir un relato favorecedor o justificante no puede pasar por la deformación monstruosa de la realidad hasta hacerla completamente fantasiosa y absolutamente ficticia. Las Cortes Generales, Congreso Senado, representan al pueblo español, en el que reside la soberanía nacional. Sí, el Senado, aunque en él Sánchez no capitanee nada. Los tres poderes del estado emanan del pueblo español y representan su soberanía. En fin, de otra parte y para mayor complicación, ahora se echa encima la elección de presidente en Cataluña, Puigdemont exige el cargo para él. Sánchez no quiere, pero si Junts no presta sus 'siete magníficos' salvavidas, se puede ahogar: O sea, ¿Puigdemont President? ¿O repetición de elecciones catalanas y, de paso, generales?
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