Editorial

Matanza terrorista en Rusia

Tras dar las condolencias a la sociedad rusa, los países democráticos deberán afrontar el recrudecimiento de todas las guerras de Putin

Domingo, 24 de marzo 2024, 01:00

El atentado de la sala Crocus cerca de Moscú, que ha causado al menos 133 muertes, devolvió a los ciudadanos rusos a momentos tan terribles como los del teatro Dubrovka en 2002 y la escuela de Beslán en 2004, e hizo que el mundo se ... compadeciera de un país cuyo régimen autócrata se obstina en amenazarlo con la guerra a cada paso. La reivindicación hecha pública por el Estado Islámico de la provincia de Jorasán viene a recordar que Moscú necesita de la cooperación con los gobiernos democráticos para hacer frente al terrorismo yihadista.

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Aunque Vladímir Putin subrayara ayer que los principales sospechosos intentaron huir a Ucrania, y comparara el ataque de Krasnogorsk con los perpetrados por los nazis -calificativo que emplea al referirse al ejecutivo ucraniano- y no hacer mención alguna a la autoría más verosímil. La de la facción del Estado Islámico próxima geográficamente a la Federación Rusa, que ni siquiera necesitaría argumentar su ataque por la intervención rusa en Siria o en el Sahel. La muerte de tantas personas en un atentado, que evoca lo ocurrido en el Bataclan de París en 2015, no precisa manipulación informativa alguna para despertar sentimientos solidarios en la población. Pero el Kremlin se ha acostumbrado de tal manera a la intoxicación victimista frente a Occidente, que es de temer que continúe alentando las sospechas sobre la implicación de Kiev. Incluso recurriendo al enorme dolor causado por el Estado Islámico para incrementar el castigo diario contra los ucranianos, y elevar el tono de los discursos belicistas para amedrentar a las sociedades libres, culpabilizándolas también de esta matanza.

El atentado ofrece a Putin motivos más que suficientes para corregir el rumbo de su política interior y exterior. Pero los mismos países que han mostrado sus más sinceras condolencias a la sociedad rusa deberán disponerse a afrontar el recrudecimiento de las guerras de diverso orden e intensidad que ha ido desatando Rusia durante los mandatos de Putin. Los servicios del Kremlin no dieron importancia a las advertencias de EE UU y del Reino Unido sobre los riesgos de que el ISIS atentase contra eventos de ese tipo en Rusia. Sin embargo, identificaron y detuvieron a sus autores directos y colaboradores en cuestión de horas. Los gobiernos democráticos están obligados a colaborar activamente en el esclarecimiento de lo ocurrido a 25 kilómetros de Moscú, pero tratando de contrarrestar en todo momento los manejos liberticidas de Putin.

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