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Todos los días, las teles -o buena parte de ellas- dan la crónica meteorológica del día y el pronóstico para las jornadas venideras. La novedad, cada vez más extendida, no está sólo en hablarnos de las «olas de calor», sino en pintar y difundir el ... mapa del rojo más intenso del que disponen para reflejar la temperatura que hay y que vendrá. Rojo infierno, caricatura invivible de color sangre brillante, sin duda para cumplir objetivos informadores extremos y animar nuestra existencia. A veces, ese rojo matado con negro nos sugiere los albores de los 40 grados, pero también a veces bastan veintimuchos grados para gozar de la tal coloración. La verdad es que los excesos nunca son demasiados buenos, enfatizar con empeño siempre tiene un propósito suplementario, gesticular demasiado es como gritar y este rojo palmario es como el fuego del monte. Los dibujos son así, Bambi resultó ser más dulce que la cría de ciervo más tierna y Popeye más fuerte que ningún marinero real. Pero varían las intenciones de los dibujantes, en el caso de los mapas ni el infierno de Dante y sus 'Nueve círculos', ya saben, «en un desierto ardiente con una lluvia en llamas...» Lo que no se sabe es en qué consiste el encargo o la intención de esos divulgadores, a veces físicos especializados en meteorología, a veces meros lectores de una crónica escrita. Quizá el espectáculo de vernos a los espectadores revolvernos en nuestro sillón con cierto pánico al ser «informados» debiera ser retransmitido. Ya sorprendió y mucho en su día eso de llamar «noches tropicales» a las que gozan de 20 grados o más, fíjense 20 grados suaves de brisa también irremisiblemente demonizados.
Y a éstas, resulta que la dana -antes gota fría- que ha tenido lugar, aún hoy, en Baleares, que nunca fue pronosticada, con terribles inundaciones y temporal marino, ha tenido denominaciones curiosas como «lluvia tropical». No estamos en el Trópico, por mucho que se quiera comparar, no hay razón ni parecido alguno para así llamar a estas precipitaciones. Se puede consultar cualquier enciclopedia -o Google-, así cualquiera verá que la lluvia frecuente, por ejemplo, no es nuestro fuerte en la zona mediterránea y en donde sí, Galicia y Asturias, con características norte europeas que nada tienen que ver.
Captar la atención del televidente o el lector, es el lógico y debido objetivo de cualquier medio de comunicación. Poner el énfasis en los más interesantes matices que esos medios han sabido analizar es interesante. Pero removernos para causarnos más impresión de cualquiera realidad o redenominar para estrujar nuestras meninges con lo que «puede ser» -y nunca será- va más allá de lo que al fin es sólo verano.
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