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Sebastián Gámez Millán
Profesor y escritor
Jueves, 11 de abril 2024, 02:00
Durante décadas uno de los hábitos de la mañana de no pocos ciudadanos de España y, especialmente, de Málaga, fue tomar café en un bar mientras se echaba un vistazo al periódico, empezando por la contraportada, por la ventana al mar de cada día que ... nos abría el poeta y periodista Manuel Alcántara, que durante más de dieciocho mil días nos acompañó fielmente a la cita matinal, permitiéndonos asomarnos a la realidad del mundo, siempre en guerra, con una deslumbrante inteligencia, con un finísimo sentido del humor, con ironía, con poesía, con sabiduría.
Entendía el artículo como un servicio diario, como el del panadero. El caos incesante del mundo se ordenaba y se volvía inteligible a la luz de sus palabras. Se servía de las noticias más relevantes y de las declaraciones de los personajes de los tiempos, a los que refutaba casi sin argumentar, en un inesperado y condensado giro del lenguaje, con el refranero popular y la poesía. Juan Manuel de Prada señaló: «Alcántara le da la vuelta a las mangas del tópico para vestirse con un lenguaje transparente que, más allá de su aparente facilidad, esconde el talento insomne de quien sabe hacer de cada palabra un candil inédito, y de cada combinación de palabras una luz no usada». Tras Borges, Alcántara era junto con Caballero Bonald y muy pocos, uno de los escritores de nuestra lengua que mejor adjetivaba. Con una prodigiosa capacidad de síntesis Alcántara nos ofrecía radiografías diarias del mundo en estado de gracia.
Desde Larra, pasando por Ruano, Camba, Pla, Campmany o Umbral, en España hay una tradición de escritores que desde el mirador de la columna diaria han ejercido una considerable influencia en la llamada opinión pública. Alcántara pertenece a esta estirpe: es el poeta de las columnas. Umbral, pongamos por caso, podía ser más sublime un día, incluso varios, pero no mantenía en cada cita esa extraordinaria forma. En las treinta líneas-asalto de la columna diaria nadie golpeaba como Alcántara, nadie resistía con la altísima regularidad del maestro.
La opinión pública, que no debe confundirse con la opinión publicada, es fundamental para el ejercicio de la democracia, pues si de acuerdo con su etimología la democracia es el gobierno del pueblo o, si se prefiere, de los ciudadanos, se requiere que haya creadores que sean capaces de formular la 'voluntad general'. Y a veces está en una columna de Alcántara, como en una de Raúl del Pozo o de Manuel Vicent, al igual que en un podcats de Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo o Carlos Alsina, pues los ciudadanos desconocemos qué pensamos hasta que no lo encontramos formulado verbalmente. Del mismo modo que la investigación científica y la creación artística y literaria, el periodismo riguroso, crítico, libre e independiente es decisivo para el ejercicio de la democracia.
Además del Premio Nacional de Poesía en 1962, obtuvo los premios periodísticos más destacados del ámbito nacional: el Luca de Tena, el Mariano de Cavia y el González Ruano. Pero, sobre todo, conquistó a miles de ciudadanos que cada mañana, mientras desayunaban, se asomaban a la ventana del mar de cada día, buscando claridad y orden en este caótico mundo, buscando una sonrisa cómplice con la que comenzar el día. Málaga siempre estuvo presente en él, como en este espléndido soneto que eligió para despedirse con su último poemario individual, 'Este verano en Málaga', 'Niño del 40':
Una luz por el parque y el pitido
de un barco que se fue, que se está yendo.
Una luz que conozco y que comprendo
y un barco que partió y que no se ha ido.
Palomas. Y biznagas que han querido
serlo para volar. También lo entiendo:
ser otro y ser lo que estuvimos siendo
Acaso alguna lo haya conseguido.
Un tranvía de sol con jardinera
y en los Baños del Carmen gran carrera,
concurso entre sirenas y delfines.
No se estaba ya en guerra aquel verano,
mi padre me llevaba de la mano,
yo estudiaba segundo de jazmines.
No hay duda de que cinco años después de su muerte sigue vivo. Una prueba irrefutable de ello es que la Fundación Manuel Alcántara, dirigida por otro maestro de la lengua como Guillermo Busutil, conmemora mañana el quinto aniversario del fallecimiento del poeta con el recital 'Mar de Alcántara', que tendrá lugar precisamente en los Baños del Carmen con 28 poetas, entre los que se encuentran José Infante, Rosa Romojaro, Antonio Jiménez Millán, Isabel Pérez Montalbán o Francisco Ruíz Noguera. Con su proverbial ironía y un cauto y saludable escepticismo no exento de vitalismo, Alcántara declaró: «La inmortalidad dura mientras uno está vivo». A veces también se equivocaba, felizmente.
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