![Soluciones urgentes y posibles para la sequía](https://s3.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2023/12/02/cartadirector-k9OB-U210899419336xYB-1200x840@Diario%20Sur.jpg)
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Por una vez las administraciones públicas se están empezando a mover con rapidez y tomando decisiones en las que prime la eficacia. O eso parece. La urgencia de poner remedio a la alarmante falta de agua ha servido de estímulo para que algunos empiecen a ... ponerse manos a la obra aunque, todo hay que decirlo, ya sea demasiado tarde. Es verdad que la Junta de Andalucía ha agilizado diferentes obras de infraestructura en los últimos años, pero de lo que se trata ahora es de medidas rápidas para paliar un déficit que ya ha obligado que programar cortes en el suministro en muchos municipios.
La mecha la encendió el alcalde de Estepona al anunciar su intención de construir una desaladora exprés en su municipio para garantizar en cuestión de pocos meses el abastecimiento doméstico. Resulta llamativo que algo tan sencillo no se haya puesto en marcha antes. El alcalde José María García Urbano hizo algo que, a pesar de su lógica, no es habitual en los lares de la burocracia política: escuchó a los expertos de verdad y se puso a trabajar. De hecho, lanzó un mensaje a toda la provincia: en menos de seis meses varios municipios de la Costa del Sol podrían estar desalando agua del mar y evitar así el colapso del suministro. Se planteaba lo que ya se conoce como la 'solución Estepona'.
Son plantas de pequeño tamaño, contenidas en varios contenedores (como los de las mercancías de los barcos), que impulsan empresas españolas como SETA PHT. Estas plantas son modulables, por lo que se pueden poner en marcha por fases y ampliarse, como un 'llave en mano' de las desaladoras. Están totalmente automatizadas y monitorizadas para seguir el proceso de tratamiento del agua y controlar todos los parámetros de calidad. Además, como recalcó García Urbano, podrían interconectarse con otras plantas para distribuir el sobrante de agua.
El presidente de la Diputación de Málaga y alcalde de Rincón de la Victoria, Francis Salado, recogió el testigo y se puso a coordinar junto con la delegada de la Junta, Patricia Navarro, la posible extensión de este proyecto. Y a los pocos días el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, anunció en el debate sobre el estado de la región la intención de instalar desaladoras portátiles en la Axarquía y Marbella y preparar los puertos andaluces para el abastecimiento de agua a través de buques cisterna. Este plan consiste en la construcción de tomas de conexión con las estaciones de tratamiento de agua potable más cercanas, para poder traer barcos cargados con hasta 100.000 metros cúbicos de agua.
Ahora el riesgo es que todas estas medidas embarranquen en la maraña burocrática de siempre. Salvando las distancias, al igual que en la pandemia la política escuchó –no siempre, eso sí– a los expertos, ahora es el momento de que todas las administraciones se pongan en manos de las personas que pueden hallar remedios a esta situación, que las hay y algunas de ellas, como el ingeniero Salvador Merino, en la propia Universidad de Málaga.
Más vale tarde que nunca, podríamos decir una vez que durante años ninguna administración tomó conciencia de la necesidad de tomar medidas para combatir lo que hoy está sucediendo. Porque Málaga tiene agua suficiente para convivir con los periodos de sequía. Lo único que hace falta son las obras necesarias, desde las desaladoras, hasta los trasvases y las presas. Resulta curioso el complejo de este país con las presas y los pantanos, hasta el punto de limitar el almacenamiento de agua. Y lo peor de todo es que si comenzara a llover –ojalá– las administraciones volverían a olvidarse como siempre de todos estos proyectos.
Este atisbo de eficacia invita al optimismo acostumbrados como estamos a la lentitud de la administración. No habrá justificaciones en el caso de que no se siga adelante con estas ideas y la provincia pueda construir un modelo de abastecimiento sobre el que se apalanquen, además, sectores tan importantes como el agroalimentario o el turístico. Habrá que estar vigilantes para que todo esto no quede, como otras veces, en agua de borrajas.
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