Sr. García .
Carta del director

El malaguismo, el gran patrimonio del Málaga C. F.

No es exagerado afirmar que la afición ha sido determinante en el ascenso a Segunda División; ahora lo importante es no dilapidar esa fortuna, acertar en los fichajes y resolver el entramado judicial con Al-Thani y BlueBay

Manolo Castillo

Málaga

Domingo, 30 de junio 2024, 00:18

Hasta hace unos cuantos días el recuerdo más compartido en el universo malaguista tenía tintes trágicos y no era otro que el robo de Dortmund, cuando el Málaga Club de Fútbol perdió en los cuartos de final de la Champions de la manera más injusta. ... Dos goles en claro fuera de juego –uno de ellos con hasta tres jugadores en posición antirreglamentaria– apearon al conjunto de Pellegrini de su mayor éxito deportivo hasta la fecha. Pero desde el pasado 22 de junio, el gol de Antoñito en el último suspiro de la prórroga con el Nastic quedará incrustado para siempre en la historia de este club y en el corazón de todos los aficionados. Creo que a lo largo del siglo de historia del fútbol malagueño nunca hubo una explosión de euforia y alegría colectiva como la de aquel minuto 122. Gracias a las redes sociales hemos podido ver cientos de vídeos en los que se desataba esa locura que sólo puede conseguir el deporte y el triunfo en el último segundo. Gritos, abrazos, carreras, revolcones y saltos en casa, en los bares e incluso en los lugares más insospechados.

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Málaga gritó gol al unísono. Bueno, casi al unísono, porque el retardo de las señales en función de la plataforma con la que se viera o escuchase el partido originó situaciones tan cómicas como ver saltar a aficionados cuando para uno aún no se había lanzado siquiera el córner. Pero daba igual, en aquel instante todo fue genial y perdurará muchísimo tiempo. Todos los ascensos son especiales, pero ese tuvo todos los elementos para ser único.

Y ese gol de Antoñito devolvió al Málaga C. F. al fútbol profesional y lo sacó a la primera de un pozo del que es muy difícil salir. Hay clubes que han tardado años en volver, por lo que este ascenso tiene aún más relevancia. Y para ser justos, la afición ha tenido un papel determinante porque supo empujar al equipo cuando todo parecía perdido y durante toda la temporada estuvo implicada sin desfallecer pese a la marcha tan irregular del conjunto de Pellicer.

Pocos equipos tienen una afición como esta y por ello hay que tomar conciencia de que es el mayor patrimonio del club. Hay que cuidarla y hay que responder, cuando menos, con seriedad y ambición.

Los directivos, desde la administración judicial hasta la dirección deportiva, tienen ante sí el reto de consolidar al equipo y de configurar una plantilla con la que se pueda competir con garantías. Nadie habla de tirar la casa por la ventana, pero sí de que los directivos tengan una determinación acorde con la afición y con la ciudad.

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El Málaga afronta una nueva temporada ilusionante, con una categoría plagada de clubes históricos que, sin duda, aporta mayores alicientes a la competición. Sería una pena –más bien sería inadmisible– que por cicatería o conservadurismo el Málaga volviera a deambular por el abismo. El gol de Antoñito no sólo significó un ascenso, sino que puede ser el símbolo sobre el que construir el nuevo Málaga.

También es verdad que se echa en falta mayor implicación del empresariado malagueño y andaluz, pero eso se explica por la maraña judicial en la que aún se encuentra el club. La mejor noticia para el Málaga sería que Al-Thani y BlueBay salieran por la puerta de atrás sin dejar rastro, pero me temo que para que eso ocurra aún falta un tiempo. Pero mientras tanto, el club necesita que el músculo empresarial local esté más cerca y más implicado, dispuesto, además, a enseñarle la salida a los actuales propietarios, que hoy por hoy, tanto monta, monta tanto, son los principales lastres del malaguismo.

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Las instituciones públicas deben seguir apoyando como ahora, pero resulta evidente que debe haber coherencia y equilibrio. La función de la Junta, los ayuntamientos o la Diputación es colaborar, pero no se puede pretender que sostengan al fútbol profesional.

Nadie duda de que la provincia de Málaga necesita un equipo en la máxima categoría y que es la guinda que le falta a la ciudad, pero la experiencia dice que nunca se puede llegar corriendo y que es mejor consolidar una estructura que salve al club de los vaivenes económico y, sobre todo, de los iluminados. El fútbol tiene un enorme poder de atracción y no siempre acierta con las personas. Que se lo digan a este club que desde la llegada de Al-Thani –incluso años antes– ha sufrido a demasiados personajes que sólo llegaron para llevarse todo lo posible.

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Hoy todo es ilusión por el Málaga y el malaguismo, con una ciudad y una provincia volcadas como nunca. Me atrevo a decir que hoy todos los malaguistas son solo del Málaga. Y eso no siempre ha ocurrido. Ojalá aquellos que hoy están al frente acierten con los fichajes y, sobre todo, con la consolidación del club. Aguarda una temporada apasionante. ¡Vamos Málaga!

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