Secciones
Servicios
Destacamos
He despotricado de Jalogüin cual viejo cebolleta, por activa y por pasiva, en privado y también en esta misma columna, o sea, por escrito, en años anteriores. Y lo he hecho en la certeza de que la moda de las calabazas yanquis supone una perversión ... de una fiesta local, la de Todos los Santos, que tiene sus rituales y sus tradiciones ancestrales, y que va quedando como cosa de mayores y de pueblos pequeños. Mientras, en las ciudades la gente se va de viaje por el puente o se disfraza del calamar de Netflix en su tinta coreana para salir a hacer el majara por su barrio o por el Centro, que es el barrio de todos cuando se trata de hacer el majara.
Y en esas estaba, cuando una imagen del pasado fin de semana me ha hecho reflexionar y, a la postre, recapacitar en parte mis creencias. En un momento dado del veroño de Málaga que se terminará mañana, porque ya por fin empezará a refrescar algo, se pudo ver una hilera casi interminable de tronos de Semana Santa, perfectamente formados y llevados por cientos de hombres de trono. Entre los espectadores, muchos vestidos de domingo, pero había otros tantos que iban de la niña del exorcista, de calaveras, de demonios, de brujas y, por supuesto, de los dichosos personajes de la serie de moda, que ni para eso somos un poquito originales. Sobre unos y otros, la bóveda de Ximénez –eso sí que es una tradición– donde colgarán las luces de Navidad de la calle Larios. Ya sólo faltaba que hubiera estado iluminada para hacer la gracia completa, escenario sin par de la fiesta ecléctica malaguita.
Eso es así y en Málaga semejante mejunje no rechina. Bueno, salvo por los cobardes que aprovechan el anonimato de las máscaras para vandalizar y delinquir, que la noche estuvo movidita. Pero, por lo demás, cada cual elige su fiesta, que en la variedad está el gusto.
Les quiero decir con esto que los malagueños hemos nacido para la alegría, en esta tierra privilegiada que tiene al año tres primaveras y un verano, y en la que nos apuntamos a un bombardeo, ya sea que ataquen los americanos, los coreanos o los del pueblo de al lado. Que nos ha dado por Jalogüin porque estaba a huevo y nos viene como anillo al dedo: se celebra de noche, te disfrazas y cuando te emborrachas, como vas pintarrajeado, pues se te reconoce menos. Aunque, como se ponga de moda, igual nos da por celebrar el año nuevo chino (de hecho ya hay aquí quien lo hace, aparte de los chinos, claro) y la Janucá y hasta la Makha Bucha. El caso es celebrar la vida, y en eso, a los malagueños, no nos gana nadie.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.