Este lunes

La primera es la de que Barack Obama estuvo aquí, y se le vio, y eso ya no nos impacta. Que no nos importe este hecho significa el paso de gigantes para la Humanidad que somos aquí. Obama era sombra, pero un líder mundial, pardiez, que sabe que hay potencialidad a este lado del Paraíso.

Prueben a imaginar dos esos extremos: aquel autobús y aquella Málaga del bonobús de cartón, de los autobuses naranjas, con lo de hoy: a saber que Obama viene, ve, y luego cuenta o contará a los suyos lo que es el Sur de España. Esa región que no se mide el ADN como ciertos horcos ibéricos del Norte: una latitud donde la felicidad puede ser posible si hay voluntad y convencimiento de ello.

Voy pensando en lo de Obama ahora que pasó el Corpus y, efectivamente, junio ya se ha instalado yéndose. He vuelto al patio deseado menos horas de la que quisiera. He hablado de El Bosco en casas barrocas a deshoras. He cogido el Paseo Marítimo sin tráfico con Bob Dylan sonando de fondo, casi inaudible -él es intraducible- en lo más cercano a un nirvana malagueño. Obama viene y yo también, claro, a éste que es mi sitio, aunque la vida me haya hecho ser un intruso. Por eso hoy, el día de días, no hablo del tema del desayuno, del almuerzo, de la cena y la recena. Sino de yo mismo, alguien al que quitaron del censo electoral para censarlo (sic) en una vida peor. No es desarraigo, pero se le parece.

Es el día y no es el día. Paro en La Campana, un calé de Alzira me canta por Rafael Farina, la noche es suave y la noche se carga de vagas promesas. Hemos estado tan obcecados con el día, sí, que se nos ha olvidado lo primordial: los jazmines reventando de olor y que Obama (que por contraste ha hecho bueno a Biden) anduvo por aquí.

Vivir, madurar, es contar que la ciudad acogió a ese error histórico de Zapatero y años después a un líder mundial de verdad. Vivir es también contarlo cuando España arde como una tea y aquí el terral respeta y nos podemos dar un respiro. Aunque el día sea el día. Y los sesudos quieran explicar qué somos.

La actualidad muchas veces anula otras pequeñas actualidades. Como un paseo nocturno, casi de amanecida por la ciudad, retornar 'a y con' tu sangre con muchas, muchísimas heridas de guerra, que no son las de Ucrania pero escuecen.

Hoy es día de contemplar. De todo eso y mucho más.