José Ibarrola

Llega un momento en que el silencio es traición

Pienso que en estos momentos el mayor generador de violencia, desigualdad y polarización en nuestro país es nuestro propio Gobierno

Martes, 14 de noviembre 2023, 01:00

...Y llega un momento en que el silencio es traición. Jamás pensé que esta sería la frase que no me iba a dejar dormir durante toda la noche pensando en la locura política que estamos actualmente viviendo en nuestro país. No puedo dejar de pensar en la frase concreta del gran Martin Luther King y su contexto. Parafraseándolo, pienso que en estos momentos el mayor generador de violencia, desigualdad y polarización en nuestro país es nuestro propio Gobierno. Dejémonos de ambigüedades, expresiones elocuentes e intelectuales. No es momento de querer ser el más listo de la clase y buscar expresiones complejas para explicar nuestra cruda realidad. Si por un lado, nuestro Gobierno indulta y exonera de culpa y juicio acorde a la ley a personas que tienen que ser juzgadas por sus actos y, por otro, se saca de la manga una amnistía que niega y elimina la pena y el delito a los ya juzgados, estamos machacando de facto y de manera unilateral nuestro Estado de Derecho y nuestra igualdad ante la ley. Sí, sé que somos una democracia, pues estos señores han sido elegidos por la mayoría, pero son estos mismos señores los que con sus comportamientos están aniquilando nuestro Estado de Derecho y convirtiéndonos, por la vía de los hechos, en un estado cada vez más totalitario. Tristemente tengo que decir que a estos momentos les viene al pelo la expresión textual del gran politólogo Moisés Naím: «Una democracia sin Estado de Derecho es hueca». Y es que uno de los principales elementos que asegura un Estado de Derecho, la igualdad ante la ley, la están manipulando a su libre albedrío y antojo.

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En cuanto a la igualdad, pensaba que era imposible que se pudiera generar una desigualdad interregional tan grande en nuestro país. Parece mentira que, en pro de mantenerse en el poder y seguir gobernando, esté construyendo un país tan desigual social y políticamente. Es tan grave la situación que incluso muchos de los catalanes con visión independentista comienzan a tener pensamientos supremacistas. Miren, la semana pasada estuve en Cataluña y almorcé con dos amigos que políticamente siempre han sido independentistas.

Yo esta vez no quería sacar el tema de la política, pues el ambiente está muy tenso y no quería que derivara un rato agradable en una discusión. Hacía más de un año que no nos veíamos y no me parecía oportuno. Sin más, uno de ellos, inició el tema y comenzamos poco a poco a entrar en las principales cuestiones y el ambiente fue subiendo de tono hasta que uno de ellos, Jordi, me dijo textualmente: «Mira Paco, los españoles os ponéis muy gallitos, pero no tenéis consistencia ni fuerza moral, por lo que al final, siempre cedéis en pro de pequeñas migajas ya sean de poder o algo de dinero; es vuestro ADN, tío». Como comprenderéis no os cuento la que se lío y lo que yo le respondí. Pero con la pena de la fuerte discusión y escribiendo estas líneas de forma más sosegada en el despacho de mi casa, entiendo que personas que tienen un perfil más emocional que racional puedan derivar hacia el grave y tenebroso error de comenzar a tener sentimientos supremacistas, pues están creciendo con una historia reciente en el que todo lo consiguen y todo les vale. Efectivamente todo vale en pro de perpetuarse en el poder a este Gobierno que se autoproclama progresista. Y bajo esta palabra que utilizan de forma casi esotérica, nuestro Gobierno junto con su banda de delincuentes están perpetuando el mayor atraco y derribo a nuestro Estado de Derecho desde la Transición. ¡Presidente!, tal y como dice un claim de Fundación Caixa: «Sólo es progreso si progresamos todos»... y no solo su banda de mercenarios. Salud y fuerza para afrontar este terrible y desolador camino que nos toca enfrentar.

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