Por ahora

Una lágrima

Decía Bergamín que «el escepticismo es provisional, aunque dure toda la vida». Es muy probable que no llegar a creer del todo en una historia, un grupo, una tradición y, mucho menos, una explicación, nos defina con cercanía a una gran mayoría. Quizá por ello ... siempre nos sorprende ver conducirse a los muy crédulos, sea lo que sea aquello que se ufanan en repetir y de lo que hacen gala, tanto, que siempre acabamos por pensar que es sólo una convenida pose.

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Finalmente, los Diputados del PNV no asistirán al Congreso al acto solemne de Juramento Constitucional de la Princesa de Asturias, con motivo de su mayoría de edad el próximo 31 de octubre. La anunciada ausencia de otros protagonistas, como ERC, Bildu, BNG y el mismísimo Junts, parece ser que también Sumar, ve engrosada su acostumbrada apostasía de la legalidad y el estado junto a este nuevo integrante. Todos ellos son o juntan esa «mayoría progresista» -que dice Sánchez- y son o pretenden agruparse en torno al gobierno de la nación de cuya forma reniegan. No cabe duda que la anomalía en nuestro país coge vuelo y quiere, no sólo normalizarse, sino hacerse institucional. Este feo del PNV a la Monarquía -a la jefatura del Estado- y a la Constitución, con el que no contábamos, viene de un partido cuyos especializados cronistas relacionan o vinculan su origen con un sector del Carlismo patrio. Ya saben, fieles a la ley Sálica -que impedía reinar a las mujeres-, los carlistas decantaron su lealtad hacia el Infante Carlos María Isidro de Borbón, hermano de Fernando VII, negando el derecho de la hija de éste, Isabel (II) a ser reina, 1833. También ahora se trata de una mujer, la Princesa Leonor y su compromiso como heredera, curioso momento para mostrar desafección. Será nacionalismo o carlismo, no se sabe, pero con su decisión el PNV desaíra a la democracia española. Luego dirán, unos y otros, que la Monarquía es una institución obsoleta, pero también Junts reivindica, de alguna manera, el sentido histórico de su disidencia en su preferencia por la Casa de Austria frente a la de Borbón para reinar en España, allá por 1714. Lo restante, ERC, BNG, Sumar y Bildu... Da para varios artículos, muy chocantes todos.

El Partido Nacionalista Vasco, además, tiene ciertas dificultades para aceptar a algunos de estos socios, cuya conducta ahora imita. Concretamente, el entusiasmo por los puntos del reciente acuerdo del PSOE y Sumar entre los electores del PNV es perfectamente descriptible y unánimemente negativo. La derecha vasca más tradicional ('Dios y Leyes Viejas') inserta en un equipo de exótica y decidida izquierda, un callejón extravagante de voluntario ingreso.

Pero bueno, esta pretendida coalición lo encajará todo y a todos, incluida la amnistía, el referéndum catalán y la declaración o reconocimiento como nación, «todo dentro de la Constitución». Mantra que repiten el líder Sánchez, Bolaños, María Jesús Montero, Isabel Rodríguez -la Ministra portavoz- y el resto, como papagayos.

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En fin, Pedro, no te creo nada, pero de verdad que me encantaría... Aunque sólo fuera para poder dormir.

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