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La ola

Las Kellys llegan a la Moncloa

Pilar Martínez

Málaga

Domingo, 8 de abril 2018, 09:41

Tan importante es que al llegar a un hotel el recepcionista te reciba amablemente como que el camarero de la cafetería o de la terraza te atiende con una sonrisa. Pero tan fundamental, o más, es que al entrar en la habitación ésta esté limpia, perfecta. Por eso no se entiende que los primeros sean empleados valorados, frente a las camareras de piso que no gozan de esta consideración. Tanto que los hoteleros optan por desprenderse de esta parte de la plantilla para contratar el servicio a través de empresas de servicios. Y aunque nunca hay que generalizar, lo cierto es que a nivel global gana fuerza, año tras año, la estrategia de los hoteles de externalizar el trabajo de quienes son la pieza clave de que el huésped se sienta como en casa en la habitación de un alojamiento hotelero. Fue la reforma laboral la que abrió la puerta que ha llevado a estas profesionales a una situación de precariedad tal que la tachan de la nueva esclavitud. Desde hace tiempo, las afectadas, apoyándose en las redes sociales, fueron conformando un singular bloque que ha ido alzando la voz hasta conseguir lo que pocas podían imaginar: reunirse con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para explicarles sus problemas y pedirle su apoyo. Y aunque crean que les queda mucho por hacer, este encuentro les ha dado fuerza, las ha hecho visibles a la sociedad y las ha unido en una lucha tan básica y de sentido común en estos tiempos como la de tener un trabajo digno, en el que sean valoradas como profesionales, con independencia de que su función sea la de limpiar. Una tarea tan importante como la de poner un café o registrar al huésped al llegar al hotel. O quizá más, porque si hay un personal que esté más en contacto con el cliente esas son las camareras de piso, que se esfuerzan por formarse, mejorar el dominio del inglés y por dar siempre una solución a las peticiones de los turistas. La defensa de la calidad del servicio empieza por ahí, por dignificar este trabajo. 'Las Kellys' ya han llegado a la Moncloa y no van a parar hasta conseguirlo. Es una lucha justa.

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