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El silencio de los mendigos

El silencio de los mendigos

Hemos perdido esa batalla, si es que alguna vez la hubo, contra el ruido, contra los ruidosos

Sábado, 15 de febrero 2025, 00:06

En Hong Kong, la ciudad del ruido, de los grandes rascacielos, existen unas calles estrechas y feas, son esas callecitas necesarias que albergan los mazacotes ... de aire acondicionado de los lujosos edificios, las escaleras de incendios, los cuartos de contadores y los cubos de basura. Si sigues por una de esas calles encontrarás, seguro, algo que se llama «parques de silencio», recuadros no muy grandes, del tamaño de un dormitorio que, al aire libre, ofrecen cuatro bancos y dos árboles a los que, saturados, necesitan cinco minutos de nada, de simplemente sentarse y no hacer ni escuchar mucho. No es difícil ver allí a una mujer sofocada de estrés, a un hombre respirando profundo por la nariz, a un anciano llorando en actitud callada. Todos cogiendo fuerzas para volver a la avenida principal a contestar llamadas, correr con prisa y comprar sin pausa.

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