Juan Carlos I -y de Pedrega-
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Hay que organizarle al Emérito un festejo en La MalaguetaJuan Carlos I se nos va, ahogado por las nuevas generaciones tan estilizadas, tan rocasolanos y tan austracistas. Se ha ido en las mismas fechas ... en las que Carmena amagó con irse y cuando sabemos que la ciudad sin De la Torre puede perderse. Entre Carmena, Juan Carlos I y Paco de la Torre podría uno establecer una metáfora si viniese bien la musa, pero a la hora de la verdad la vida no deja de ser esa triste paradoja municipal que cantaba Umbral.
Hay en la saga/fuga de Juan Carlos I un portazo rotundo y la finalización de un tiempo y de un país. La Transición era Juan Carlos como la modernidad a Málaga eran De la Torre y Aparicio; no hay más. O acaso algunos matices que la Historia, en mayúsculas, suele pasar por alto.
Con Juan Carlos I, que ayer creo que recibió una ovación taurina en Aranjuez, se cierra la mejor época que ha vivido este país, y ahí lo recordamos en la primera visita que nos hizo, en blanco y negro, donde puede que a la locución del Nodo le pusiera Domi del Postigo su poesía malagueña. Entre Juan Carlos I y José Luis Ábalos media un abismo, pero tenemos lo que tenemos y las nostalgias borbónicas quedan más para Peñafiel y para Anson que para este intruso.
Lo cual, que Juan Carlos I no ha llegado a la hoja roja, pero el protocolo de pitiminí de letiziados y 5.0 no es esa sana campechanía que muchos han criticado y que no es más que el pueblo hablándose a sí mismo. El Emérito fue popular y se equivocó, como hace la propia democracia enmendándose la plana de elecciones a elecciones, de CIS a CIS, de urna en urna.
Juan Carlos I y Paco de la Torre -no tanto Carmena con sus sombras- pueden beber de esa cualidad de la inmanencia juanramoniana mientras hacen cosas, saludan, besan, nadan, esquían o firman recibís regios o consistoriales. Quiere uno decir que en esta España en la que el podemismo ha pasado a mejor vida, existió un señor que ha vivido lo suyo y que permitió que a las asaltacapillas no le aplicaran un consejo de guerra, que el 15-M fuera lo que fue o que los veganos del PACMA no vayan automáticamente al pabellón de ingreso de la López Ibor cada vez que claman que comerse un huevo es un atentado a la ecología y un gesto heteropatriarcal.
España le debe mucho a Juan Carlos, y Juan Carlos a España. Lo que pasa es que el amor se va desgastando por el precio del barril y por unos jóvenes airados que desprecian e ignoran la Transición.
En Pedregalejo eran juancarlistas, Nazario el primero. Pero en la heladería protoVox y en la Purísima quieren un referéndum, o que no los molesten demasiado.
Ahora que quieren sacar al dictador del pudridero estaría bien organizarle a Juan Carlos una corrida benéfica en La Malagueta: con el bombero torero -yo mismo- y toros de mi amigo Victorino J. R. y dos capotazos de Morante. Y Sharva de picaor...
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