Juan Carlos, Rey de la democracia española
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Juan Carlos I nació en Roma, en el exilio y vino a España por primera vez en noviembre de 1948, a los diez años. A mediados de 1949 volvió a Estoril con sus padres, ante el desacuerdo de Franco con don Juan, regresando en 1950 ... para continuar con sus estudios, acompañado de su hermano Alfonso. En 1954 terminó el bachiller y de 1955 al 57 hizo su instrucción militar en la Academia General de Zaragoza, después un año en la Escuela Naval de Marín, para pasar de 1958 al 59 en la Academia General del Aire de San Javier-Murcia. Completó su formación en la Universidad de Madrid con estudios de derecho, economía y hacienda pública. En 1962 se casó con Sofía de Grecia y fijó su residencia en España. En 1966 es designado por las leyes Príncipe de España, se saltaba a su padre en la línea sucesoria, pues Franco temía la por él denominada 'Monarquía liberal'. Entre 1974 y 1975 Juan Carlos asumió interinamente la jefatura del estado varias veces, ante la enfermedad de Franco. Tras la muerte de éste, el 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos I fue proclamado Rey de España, Jefe del Estado con plenos y absolutos poderes ejecutivos. Pero el joven Rey no tenía vocación de dictador y quería impulsar la democracia y el cambio. Apoyado en el que fuera su preceptor, Torcuato Fernández Miranda y en su máxima: «de la ley a la ley», se ideó la crucial «ley para la reforma política» (encargada su presentación y defensa a Adolfo Suárez), que derogaba las llamadas Leyes Fundamentales y desmontaba de hecho y derecho el Régimen. Con la renuncia de don Juan a sus derechos dinásticos el 14 de mayo de 1977, se reinstauró en España la Casa de Borbón, financiándose ésta con préstamos para poder garantizar su funcionamiento, ya que no disponía de la más mínima fortuna propia.
La Constitución española democrática -por fin- de la Monarquía Parlamentaria fue aprobada masivamente por los españoles en referéndum el 6 de diciembre de 1978. Fue el momento en el que el pueblo respaldó expresamente a la Corona y a Juan Carlos I, pero la ratificación del impresionante liderazgo de aquel al que el Times calificó como «héroe de la libertad», llegó con su decidida e impresionante acción para desmontar la intentona golpista del 23 de febrero de 1981.
Más allá de los nubarrones que contra él se han cernido, nada justifica su exilio. Nada. El servicio prestado a la Nación por el Rey Juan Carlos, la Transición, sofocar el golpe de estado o la integración europea, no es sólo histórico, sino también impagable e irrepetible. No escuchó a los poderes institucionales y fácticos e impulsó y realizó lo más difícil contra todo y contra todos, instaurar la democracia que el pueblo anhelaba. Juan Carlos es por derecho el primer jefe de los demócratas españoles, su éxito rotundo en la tarea propuesta ya para siempre está en la historia. Siempre bajo la ley, España es su lugar y la vida no espera.
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