El silencio es la palabra desnuda. Un frío sin adjetivos. El monólogo que necesita el mentiroso. La paz que sólo se puede imponer. El fracaso ... del diálogo. José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela.
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Nicolás Maduro perdió los últimos comicios electorales que se celebraron en su país. Retorció la decisión libre de los ciudadanos y se autoproclamó presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en un claro ejemplo de nepotismo. El vencedor de las elecciones fue Edmundo González Urrutia, y por ende, la auténtica líder de la oposición, María Corina Machado. El mundo libre esperaba que España liderara el movimiento internacional que aislara a Nicolás Maduro y le obligará a abandonar el país para evitar un enfrentamiento civil. Pronto pudimos comprobar que no iba a ser así. El silencio indecoroso del lobista ZP se convirtió en el preludio del discurso de la política de apaciguamiento abyecta e ineficaz expresada por el miniyo sanchista, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
La dictadura venezolana no dudó ni un minuto en desplegar una política de coacción y persecución frente a los opositores. La Fiscalía citó al presidente electo, Edmundo González, a declarar como investigado por delitos de conspiración, usurpación de funciones e instigación a la desobediencia. La negativa a presentarse en dependencias judiciales en las tres convocatorias hizo que la Fiscalía solicitara una orden de detención el pasado tres de septiembre. En ese contexto, de amenaza real para la vida del líder de la oposición, se concibió su destierro a España bajo amenazas y coacciones, con ropajes de exilio humanitario, organizado todo por parte del grupo de los «tres rodríguez» (nuestro Zapatero, la vicepresidenta venezolana Delcy y su hermano Jorge, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela). Este pacto infame que aceptó el vulnerable político venezolano, ha supuesto un misil en la línea de flotación de la resistencia que ejerce de forma heroica María Corina Machado. Silencio a cambio de conservar su vida y la de su familia, ese ha sido el pacto.
Para fortuna de los venezolanos abandonados a su suerte, la mayoría del parlamento español ha reconocido a Edmundo González como presidente electo de Venezuela, unos días antes de que lo haga Europa en su conjunto. Quedará para la Historia la frase que resume la dignidad de los demócratas pronunciada por Cayetana Álvarez de Toledo: «lo moral es lo eficaz».
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La izquierda mediática española ha querido mostrarnos a José Luis Maduro Zapatero como el eficaz mediador que ha hecho posible la expulsión pacífica del líder opositor venezolano. La realidad no es esa, sus gestiones en las tinieblas, sólo han blanqueado y apuntalado un régimen autoritario que tiene como rehén a todo un pueblo que aspira a la libertad y la democracia.
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