JOSÉ M. DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ
CATEDRÁTICO DE HACIENDA PÚBLICA DE LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
Domingo, 9 de febrero 2025, 01:00
No puedo distinguir un buen libro de cuentas o un informe financiero sobre la materia de uno malo. Y no estoy dispuesto a devanarme los sesos tratando de comprender algo que no entiendo ahora, ni he comprendido nunca en todos los días de mi vida». ... Así se expresaba, hace cuatro siglos y medio, el monarca español titular de un imperio 'donde nunca se ponía el sol'. Felipe II depositaba la tarea esencial de gestionar las cuentas estatales en otras manos.
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Medio siglo después, aún recuerdo la emoción que me produjo conocer el método contable de la partida doble. Mientras que el Profesor José María Requena se encargaba de infundir la esencia del rigor metodológico, fue el Profesor Vicente García Martín quien, en el año 1975, nos introdujo en el conocimiento de los fundamentos prácticos de la contabilidad. Actuaba como una especie de custodio encargado de transmitir, a un conjunto de ávidos aprendices, un secreto celosamente guardado. Un secreto que había servido para impulsar el mundo de los negocios y que, siglos más tarde, venía también a transformar nuestra visión del mundo. La enigmática figura de Fray Luca Pacioli pasaba a ocupar un puesto aventajado dentro de nuestro santoral estudiantil. Hoy, más de cinco centurias desde su nacimiento, exhibe su fortaleza indestructible y proyecta una significación que va más allá de los libros contables.
La pionera y trascendental obra de Pacioli fue publicada en el año 1494, si bien la contabilidad basada en el método de la doble entrada llevaba tiempo siendo manejada por los comerciantes florentinos. La contabilidad según una entrada única existía desde tiempos inmemoriales en Mesopotamia, Egipto, China y otros territorios. El método de la partida doble supuso una invención revolucionaria, que venía a permitir tener una visión completa de las implicaciones financieras de las operaciones económicas, con el cálculo exacto de los beneficios o pérdidas de una actividad, proporcionando, asimismo, un inventario valorado de los derechos y de las obligaciones y, de esta manera, el importe del patrimonio neto existente en un momento dado.
El dominio de esta técnica contable y su utilización en los ámbitos de las empresas y de los gobiernos han tenido un papel crucial en la evolución de la economía y de la sociedad de los países a lo largo de la historia. Como instrumento imprescindible para una cuantificación exacta de la realidad económica y para una fidedigna rendición de cuentas (accountability), el método de la partida doble ha tenido un protagonismo destacado en la génesis y la explicación de muchos acontecimientos económicos, sociales y políticos. Es la tesis que da hilo conductor a la obra de Jacob Soll 'The reckoning' ('El ajuste de cuentas'; Basic Books, 2014), en la que se atribuye a la rendición de cuentas una influencia decisiva en el auge y la caída de las naciones.
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Este profesor de la University of Southern California recuerda cómo Max Weber creía que, para que funcionara el capitalismo, un ciudadano medio necesitaba conocer el sistema de contabilidad basado en el método de la partida doble. Y ello no sólo por las utilidades proporcionadas por dicho método, sino también porque los buenos libros contables están equilibrados en un sentido moral. En su obra, ilustra cómo, en el Renacimiento italiano, los comerciantes y los propietarios usaban la contabilidad para realizar un ajuste de cuentas con Dios, sus ciudades, sus países y sus familias. Llamativamente, una significativa proporción de la población cursaba estudios de contabilidad, como, más adelante, en los Países Bajos, que se convirtieron en el centro de la educación contable. En un recorrido fascinante, minuciosamente documentado, se describen las experiencias contables desde la Antigüedad hasta nuestros días.
Según Soll, «a lo largo del último medio siglo, los individuos han dejado de aprender la contabilidad de doble entrada -tanto que muy pocos conocen lo que significa- dejándola en manos de especialistas y de la banca computerizada». Vaticina que «si queremos un capitalismo sostenible, un buen sitio para empezar sería hacer que la contabilidad de la doble entrada y las finanzas básicas fuesen parte del currículum en la enseñanza secundaria, como lo fueron en la Florencia renacentista y en Ámsterdam».
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En 1574, Juan de Ovando presentó un balance de las finanzas de Felipe II: «La corona tenía una renta estimada de 5.642.304 ducados. Tenía una deuda bastante superior de 73.908.171 ducados. El gasto esencial anual era de unos 3 millones de ducados. Incluso sin ningún gasto [ni siquiera de intereses], la corona necesitaría quince años de ingresos completos para pagar su deuda». Ciertamente, como predica el método de la partida doble, todo dinero tiene un origen y un destino.
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