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En estos días no importa Halloween porque el miedo, el de verdad, va por otro lado. No importan los trucos ni los tratos que nos ... tienen todo el día soliviantados y preguntándonos qué será lo próximo. No importan los escándalos de los políticos. No importa que estemos hartos. No importan los informes de la UCO. No importa el juez Peinado. No importa que hayan registrado el despacho del fiscal general. No importa lo que puedan encontrar en sus correos electrónicos. No importa el viaje a la India y el paseo con la esposa como si nada pasase. No importa que aquí no dimita ni dios. No importan el balón de oro ni el cabreo ni la poca clase de los blancos. No importa el derbi. No importan ni Donald Trump ni Kamala Harris. No importa el cambio por la puerta de atrás en el consejo de administración de RTVE. No importan los Íñigos con los que cada una se haya cruzado en su vida. No importa que no hayas denunciado antes. No importa, aunque sea por unos días, Cristina Fallarás.
Nada de eso importa.
Importa que cuando escribo esto ya he tenido que cambiar tres veces el número de los que nos faltan. Importa que cuando usted lo lea probablemente serán algunos más. Importa que todos ellos se levantaran el martes con sus planes, sus horarios, sus prisas, sus miserias y sus deseos y que a las pocas horas todo fuera barro, agua y muerte. Importa que diéramos por hecho, ilusos, que el miércoles volveríamos a las pequeñas cosas.
Importa que ya hayan encontrado el cadáver de Lourdes María y de su bebé de tres meses. Importa Clara, su amiga, que se hará cargo de los dos hijos rotos que deja. Importan los seis ancianos inválidos por los que no se pudo hacer nada. Importa Mari Carmen, que aún busca a su hija y a su nieto. Importa el joven que llamó a su madre desde el techo de su coche para despedirse de ella. Importa el mensaje que recibió Noah de su madre, después de horas de angustia: «Estoy bien, cielo, pero todavía sin luz y sin Internet, ya no llueve pero al móvil le queda poco, te quiero». Importa Nerea, que aún espera el de su padre, un camionero a punto de jubilarse que probablemente el martes hizo su último viaje.
Importan los que han sobrevivido. Los que han tenido que dormir en sus coches durante dos noches. Importan los que han perdido todo lo que importa. Importan los que se han quedado con una mano delante y otra detrás. Importan las manos salvadoras. Importa la vecina que protegió en su patio el cadáver de una niña de diez años para que no lo arrastrara la corriente. Importa que esos padres tengan un lugar al que llevar flores. Importa que dentro de unos días asumamos que la vida sigue. Importa una clase política que se echará los trastos y los muertos a la cara. Importa que no sean capaces de salir del truco o trato. Importa la vida. Pero, sobre todo, importa la muerte. Descansen en paz.
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