Secciones
Servicios
Destacamos
Houston, tenemos un problema. Nadie con menos de 40 años que lea esto, si es que hay alguien con menos de 40 que lea esto, ... posiblemente no sepa de qué le hablo. La misión del Apolo 13, ni le suena, pero si lo mete en el ChatGPT se lo dice en un segundo. A estas alturas tampoco me preocupa. Lo que sí me hace pensar, y por eso lo traigo hoy aquí, es la capacidad de comprensión y asimilación de conceptos simples de muchos de nuestros jóvenes, que roza el sentido negativo, de retroceso en lugar de avance.
Viene esta introducción al hilo de un breve encuentro que tuve en un foro sobre medio ambiente hace unos días, con un grupo de estudiantes que igual rondarían los 18 años, mes arriba o abajo. El caso es que en un momento dado se les pidió que dieran su opinión sobre lo que se había comentado, y sus respuestas me dejaron estupefacto.
No era ya sólo que reconocieran abiertamente que no se habían enterado de casi nada de lo que habían escuchado, con una sinceridad que les honra. Sino que, sobre lo que sí habían entendido, su expresión oral, su forma de explicarlo, me pareció propia de un crío de primaria. Sus brevísimas exposiciones estaban, salvo pocas honrosas excepciones, basadas en la más elemental dicotomía: me gusta, no me gusta... O la no menos absurda: esto es bueno, esto es malo. Y ya está: ni el más mínimo análisis, ni por supuesto atisbo de pensamiento crítico, argumentos, lógica, aportación de ideas... Nada de nada.
Aquello me dejó preocupado, y eso que para mí fue una ocasión puntual, y que no creo que se repita en mucho tiempo. No quiero ni pensar lo que estarán pasando algunos profesores, tratando, supongo, de inculcar algo de criterio en esas jóvenes neuronas con sobreexposición enfermiza al TikTok. En este caso, mi inquietud es casi egoísta, en un doble sentido. Primero, por la parte que nos toca a los periodistas: después de pasar tantas horas al día informando, a través de canales escritos pero cada vez más audiovisuales, me pregunto qué tenemos que hacer para que nuestros mensajes lleguen; por lo menos, para que sean comprendidos en lo más básico.
Pero la segunda es todavía más desmoralizante. Y es que la democracia se basa en una mínima comprensión por parte de los ciudadanos de una serie de conceptos políticos, legales, sociales, económicos, etc. Pues cada vez hay más gente que no se está enterando de casi nada y que son fácilmente manipulables. Eso sí que es un problema, y no lo de Houston.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.