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Nos hacemos continuas trampas al solitario. Nos encanta escucharnos, pontificar, hacer compromisos vacíos. Y a la hora de la verdad, ya si eso ve tú ... yendo... Viene esta reflexión a cuento de los graves daños por el temporal que mantienen cortada la carretera A-397, entre Ronda y San Pedro Alcántara, y que han dejado incomunicada a la ciudad del Tajo con la Costa, que es su referencia laboral.
Y es que miles de rondeños y de vecinos de otros pueblos lo siguen siendo, precisamente, por la comunicación que hay con Marbella. Si no existiera, la gran mayoría ya se habrían mudado hace años, habrían despoblado sus barrios y estarían saturando la ya muy saturada franja litoral. Es lo que hay, ojalá hubiera trabajo para todo el mundo en la Serranía. Pero la realidad es la que es: gracias a una carretera de montaña mala, con 365 curvas, peligrosa y continuamente expuesta a las inclemencias meteorológicas, la población sigue fijada en los pueblitos de esta parte del interior, porque a diario puede ir hasta donde está el trabajo.
Luego, por lógica, si las infraestructuras viarias fueran mejores, más personas podrían revitalizar esos municipios, donde la vivienda es infinitamente más barata, pero también la alimentación, y de mejor calidad. El discurso oficial dice que este es un objetivo: luchar contra la España (y por extensión, la Málaga) vaciada; asentar a los habitantes en el territorio, mantener las comunidades vivas y evitar en lo posible que la gente pierda el arraigo en los suburbios de las grandes ciudades. Todo eso queda precioso en los discursos y en los planes... Pero para que sea posible hacen falta infraestructuras.
La carretera de Ronda a San Pedro tiene enormes posibilidades de mejorar con inversiones relativamente económicas, y sin graves impactos sobre el medio ambiente. Se puede hacer un nuevo viaducto para darle un trazado más recto a la parte más complicada, con lo que se acortaría mucho el viaje. Se pueden hacer tramos con un tercer carril y arcenes y hasta carriles bici para que los que la usan por motivos deportivos, que son muchos, estén más seguros.
Estas inversiones están sobradamente justificadas por el volumen de usuarios que soporta la vía y por el potencial que tiene como generador de riqueza y sostén de una población montaraz que, igual que tiene muchas posibilidades de crecer y perdurar, sin buenas comunicaciones tenderá a emigrar y abandonarlo. Y ello conlleva graves pérdidas de riqueza etnológica y de peligro para el medio ambiente por la falta de prevención y control de los incendios. Para tener un interior vivo y poblado hay que tener buenas carreteras, no hay otra.
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