Menudo tino tuvo. Ha sido una mera coincidencia, pero cualquiera diría que estaba esperando a la inauguración del Aula del Mar Mediterráneo para poner sus huevos en Málaga, porque sabía que entonces sus crías estarían a salvo. El caso es que una tortuga boba escogió ... la playa de Nueva Andalucía, en Marbella, el sábado pasado a las 4.00 de la madrugada para desovar. Es la segunda vez en poco tiempo que algo así ocurre (la anterior fue en 2020, en Fuengirola) y la coincidencia de un testigo que paseaba con su perro por la zona a esas horas permitió localizar y acotar el nido, primero por parte de la Policía Local y después con la ayuda de agentes de Medio Ambiente de la Junta, que hacen una labor fundamental de protección de la fauna salvaje, no siempre bien valorada.

Publicidad

Desde primera hora de la mañana siguiente, cuando les avisaron, también se citaron allí los responsables de la institución nacida a finales de junio, que toma el relevo de la entidad conservacionista que fue fundamental para la protección del litoral y sus habitantes a lo largo de las últimas tres décadas, y que dejó de funcionar a finales del año pasado.

Enseguida, el nuevo Aula ha llegado a un acuerdo con la ONG Produnas y con el Ayuntamiento para organizar a los grupos de voluntarios, que son necesarios para apoyar a los agentes en la vigilancia y evitar que ninguna persona o animal dañe los huevos a lo largo de los 45 a 60 días que estarán incubando al calor de la arena; antes de que eclosionen y las tortuguitas recién nacidas salgan corriendo camino del agua. También van a hacer un trabajo de divulgación y de concienciación de los bañistas.

Además de a sus crías, aquella tortuga boba ha traído un mensaje alto y claro bajo sus poderosas aletas: y es que Málaga no puede permitirse prescindir de una institución como esta, cuando Alborán y sus habitantes siguen estando permanentemente asediados por amenazas tales como la proliferación de plásticos y de toallitas (es una vergüenza que no se haya prohibido ya su uso); redes a la deriva y gente sin escrúpulos.

Publicidad

Igual, quién sabe, esta fue una de las muchas tortugas que pasaron en su día por el también extinto Centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (el célebre Crema), que fueron liberadas después de tratarlas por quedar atrapadas entre enseres de pesca o por haberse comido una bolsa que flotaba tras confundirla con una medusa... Y ahora ha querido hacerle a Málaga el regalo más preciado, el de su descendencia; convencida de que aquí tendrán un futuro mejor.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad