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Cuenta Antonio Luque, el presidente de la malagueña Dcoop, que es la mayor cooperativa agraria de España, que hace un tiempo le tocó hacer de ... anfitrión de un grupo de israelitas que vinieron a visitar Andalucía. Cuando alguien hizo referencia a la escasez de agua que sufrimos, los invitados se llevaron las manos a la cabeza. Con una ínfima parte de la que aquí tenemos, y la ayuda de la tecnología, ellos son capaces de vivir bien en el desierto, con árboles y cultivos, y una dotación más que suficiente para la supervivencia digna de la sociedad... La diferencia es que allí es sagrada y a cada gota le dan tres vidas antes de desecharla.
Aquí, en cambio, no nos entra en la cabeza que la sequía cada vez es más dura, y a pesar de la escasez seguimos viviendo en una paradójica opulencia, como si no pasara nada, porque al abrir los grifos sigue saliendo agua dulce con buena calidad y presión; y este verano habrá duchas en las playas y piscinas llenas y hasta jardines de césped como si fuera esto la misma Escocia. No hablo de los campos de golf, que sé que se riegan desde hace años con líquido procedente de las depuradoras.
Con el calor de junio metido en abril, el turismo desbocado y la agricultura desahuciada, ya deberíamos llevar meses con minidesaladoras de emergencia en la Axarquía, como las que se pusieron en La Palma cuando la erupción del volcán. Y en lugar de actuar, seguimos estudiando a cuál de los tres proyectos que se han presentado le damos la concesión para la gran planta que está prevista en la desembocadura del río Vélez, y que estará conectada con La Viñuela. Esta debería ser tratada como una obra de emergencia, y tendría que estar ya más que adjudicada y en construcción.
También es terrorífico, por no decir otra cosa, que hasta fechas muy recientes, en algunos casos, y todavía hoy, en los más sangrantes, no existan canalizaciones para llevar el agua depurada en ciclo terciario en las EDAR hasta las zonas de cultivo, sino que millones de litros se van al mar sin remordimientos.
Por no hablar de la interconexión real de toda la cuenca, de este a oeste, con una red de canalizaciones renovadas, donde no se escapen en fugas cientos de miles de litros cada día. O de proyectos de gran calado que fueron bloqueados por la bronca política partidista, como la presa de Cerro Blanco, que habría supuesto una reserva de agua de primera calidad para la capital, el Guadalhorce y ahora también para la Axarquía (no olvidemos que esta comarca bebe actualmente gracias a la otra) y que habrá que recuperar cuando alguna vez haya en España políticos valientes...
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