El balneario de los Baños del Carmen, el Balne para los amigos, ya es BIC, lo que significa que es Bien de Interés Cultural: un monumento. Lo que extraña es que no lo fuera desde siempre, porque hay pocos sitios en Málaga que signifiquen tanto ... como ese para quienes tenemos el placer de vivirlo y disfrutarlo cuando podemos, que es siempre menos de lo que queremos.
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Pero es que el Balne es así: más allá de sus valores culturales, históricos y etnográficos, vive (y siempre vivirá) allí donde habitan los intangibles del alma: en la rociada de mar y el salitre que te deja una ola de levante revoltosa durante una puesta de sol en agosto; la mesa y el mantel compartido con los más queridos en una sobremesa que se convierte en merienda y después en cena; un brindis con un Botani por la vida y por los que ya no están, pero que nos cuidan desde arriba... Todo un compendio del saber vivir de los malagueños, en su templo mayor.
Ya no hay excusas. El minuto después de que se publique en el BOJA esta declaración, que ha sido un justo pago de la Junta para una deuda más que histórica, ya se tendría que estar planificando por parte de la Demarcación de Costas cómo tiene que ser el espigón (preferiblemente, semisumergido, para afectar lo menos posible al paisaje) que ayude a minimizar el alcance de los temporales; pues no es lógico que un monumento, por más ribereño que sea, se vea amenazado cada vez que a Neptuno le dé un ataque de ira. El hecho de ser un BIC impone que en la medida de lo que sea humanamente posible, el edificio quede preservado y se pueda rehabilitar... Aunque tampoco mucho, que ese aire decadente y cubano forma parte de su misma esencia.
Más allá de lo idílico, está decisión tiene también importantes connotaciones urbanísticas. Y la primera es la posibilidad de que el barrio de Pedregalejo logre por fin su añorado parque marítimo, por el que lleva luchando más de cuarenta años. Ya es hora de que el Ayuntamiento y Costas se pongan de una vez por todas de acuerdo y se apruebe el diseño de la zona verde, así como su financiación y su mantenimiento. Ahí sigue, como siempre, la cuestión del Nereo, pero se puede avanzar en todo el resto, a la espera de que algún día haya un acuerdo sobre el futuro del astillero.
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Los vecinos, que han sido los grandes defensores de los valores naturales de esos terrenos, sobre todo en los momentos en que amenazaba la piqueta, se merecen ver ya recompensados sus esfuerzos; si quiera para que lo disfruten con los nietos, ya que con los hijos no pudieron...
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