No, no será el Desembarco de Normandía -'Operación Overlord'-, hoy hay elecciones, el ejercicio ordinario de control ciudadano de las administraciones llamadas a su revisión y reimpulso. Se crea mucho trasiego y más revuelo, pero sólo se trata de ajustar la travesía de unas instituciones ... creadas para servirnos. Así, los electores se acercan a poner por escrito su vinculante decisión, que marcará las líneas a seguir.
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En la memoria más fresca quedan la campaña, las circunstancias y algunos hechos; a falta del apasionante desenlace. Llaman la atención los sucesos, en la recta final, de presuntos intentos de compra de votos. Quizá se ha revelado que, en el procedimiento del voto por correo, hay alguna deficiencia que puede entorpecer las garantías imprescindibles de limpieza democrática. Ante la investigación policial de presuntas irregularidades en la ciudad de Melilla, la Junta Electoral resolvió excepcionalmente exigir identificarse a aquellas personas que, tras haber solicitado los interesados ejercer ese derecho, llevaban física y materialmente los votos a Correos y limitar a cinco la cantidad de los mismos. Parece adecuado, de cara a futuro, revisar el Reglamento correspondiente y darle una vuelta en evitación de que, de ninguna manera, se pueda presionar, condicionar o decidir el voto de nadie. El reto es conseguir que los electores puedan votar por esta modalidad de manera simplificada, pero con garantías absolutas de que se trata de su libérrima voluntad, sin intervenciones espurias y, mucho menos, precio.
Tras Melilla y el protagonismo central del partido llamado Coalición por Melilla -10 detenidos-, dicen que de corte islámico y promarroquí, se han conocido también otros casos en Mojácar (Almería), siete detenidos a 100 euros el voto, Albuidete (Murcia), 13 detenidos, ambos implicando directamente al PSOE de esas localidades, un juzgado ha abierto diligencias a un partido denominado 'Agrupación Socialista' en la isla de la Gomera y también un caso en Zamora, que apunta a un partido de corte local llamado 'Zamora sí' . A continuación de conocerse este rosario de investigaciones ha habido otras y variopintas denuncias públicas o, al menos, publicadas, de momento por ver y sin concurso policial ni judicial, que más parecen un contrataque o pataleo para compensar que ninguna otra cosa, todo se andará.
Lo más chusco es la coincidencia temporal con otros sucesos, como la «preimputación» del número 2 del PSOE andaluz implicado presuntamente como inductor en el secuestro de una concejala de Aracena y la agresión de un candidato del PSOE en Santa Cruz de Tenerife a un funcionario. Hechos desgraciados en fechas aún más inconvenientes de lo que ya lo serían en cualesquiera otras. Finalmente, el empeño protagonista de Pedro Sánchez en unas elecciones en las que muy bien pudo taparse tras alcaldes y presidentes de su partido con buena ejecutoria, no ha traído más que disgustos a sus filas partidarias. Ello y los sucesos que afectan a la limpieza del sistema, junto a otras conductas, no relacionadas pero escandalosas -también la inclusión de condenados de ETA en las candidaturas de un socio llamado Bildu-, han sido colofón de una campaña que ha empezado a convertir 2023 en el «annus horribilis» de Sánchez.
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