![El hospital y la política de lo posible](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202009/20/media/cortadas/garcia-kHzE-U120227507145uEB-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
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Esta semana se publicó en estas páginas una de las noticias más esperadas: la licitación en breve por parte de la Junta de Andalucía del proyecto y obra del tercer hospital de Málaga en los terrenos del Hospital Civil. Si se cumplen los plazos, que ya es ser optimista al tratarse de una obra pública, esta infraestructura puede estar operativa en 2027. Es, sin duda, una buena noticia teniendo en cuenta las actuales carencias del Servicio Andaluz de Salud en Málaga.
Esta licitación será por valor de 400 millones de euros y se llevará a cabo bajo el modelo de colaboración público-privada, al igual que la Ciudad de la Justicia de Sevilla, por 110 millones; la ciudad sanitaria de Jaén, por 350 millones; el hospital de Roquetas, por 30 millones, y la Ciudad de la Justicia de Jaén, por otros 72 millones.
Este modelo de construcción de infraestructuras públicas se basa, esencialmente, en que la empresa privada adelanta el dinero para afrontar la construcción y una vez terminada revierte a la Junta de Andalucía para su función pública. La administración autonómica, por su parte, establece un plan de pagos en diversos plazos o bien decide la concesión de la explotación de servicios ajenos a la actividad sanitaria como el aparcamiento, la lavandería, la cafetería, el mantenimiento, etc.
La razón de este sistema es que, de lo contrario, la Junta de Andalucía sería incapaz de afrontar la financiación de estos proyectos, por valor de casi mil millones de euros, y su ejecución se habría aplazado varios lustros. Este sentido pragmático, que refuerza la idea de que la política es el arte de lo posible, puede parecer obvio, pero su diseño y puesta en marcha ha sido un complejo laberinto. Y todo ello por lo complejo que resulta en esta país comunicar algunas cosas por sencillas que parezcan y por el riesgo de que el mensaje llegue a la población manipulado.
El Gobierno de la Junta de Andalucía lleva dando vueltas a esta idea desde su llegada al Palacio de San Telmo y estudiando algunos ejemplos similares, sobre todo en Latinoamérica. Curiosamente, las mayores dificultades no fueron económicas, financieras, legales o burocráticas. El mayor debate se produjo por el temor a que desde algunos sectores políticos se pudiera acusar a la Junta de querer privatizar la sanidad y que ese mensaje calara en la ciudadanía. No sería la primera vez que la batalla política se lleva al terreno de juego de la sanidad, en el que es fácil jugar con mensajes alarmantes aunque estén carentes de fundamento.
Ocurre algo similar con los conciertos de la Junta con hospitales privados, que existen, y algunos se mantienen, desde la década de los 90, especialmente en la provincia de Cádiz. Sin embargo, de forma recurrente se utilizan en el debate político bajo el argumento de un intento de privatización de la sanidad, cuando se llevan realizando desde hace décadas, primero con los gobiernos del PSOE (también con Izquierda Unida y Partido Andalucista) y ahora con el gobierno del PP y Ciudadanos. Quiero decir que ni siquiera la sanidad se libra del rifirrafe político habitual más demagógico que otra cosa.
Nadie en su sano juicio puede creer en estos tiempos que algún gobernante, sea del signo que sea, pueda plantearse la privatización de la sanidad pública, uno de los mayores logros de la sociedad española.
Este modelo de construcción, por tanto, nada tiene que ver con la gestión sanitaria, por lo que sería muy grave que se intentara confundir a la población andaluza en este sentido. Málaga necesita con urgencia este tercer hospital y eso es lo que debe primar. Sería deseable que todos los grupos políticos contribuyeran a la agilización de la construcción y no a su bloqueo o retraso.
Además, es preciso llamar la atención sobre el papel de la sanidad privada en la viabilidad de la sanidad pública: si no hubiese 1,8 millones de andaluces con pólizas de sanidad privada posiblemente la sanidad pública colapsaría. Y eso es una realidad sobre la que pensar.
Es cierto que el sentido pragmático del proyecto del tercer hospital ha provocado que se apueste por lo posible y no por lo mejor. No está claro que la ubicación del hospital en los terrenos del Hospital Civil sea la más acertada, aunque hay que reconocer que plantearse otro espacio hubiera retrasado varios años (o lustros) su puesta en marcha. Málaga hubiera merecido una gran ciudad sanitaria del siglo XXI, pero visto lo visto sólo ha sido posible una ampliación (con forma de tercer hospital) del complejo hospitalario del Hospital Civil.
Sea como fuere, es una noticia positiva y, sobre todo, es la demostración de que en el ejercicio de la política también funciona eso de que, si se quiere, se puede. Quizá el gran error de todo este proceso de décadas haya sido perder el tiempo con muchas palabras (aún recuerdo los reiterados anuncios del megahospital) y pocos hechos.
En estos tiempos de crisis es una buena estrategia tomar la vida misma como el arte de lo posible y, como si fuésemos atléticos seguidores del 'cholismo', afrontásemos el futuro partido a partido, día a día, obra a obra, proyecto a proyecto. Sólo así se podrán conseguir objetivos que durante décadas parecían inalcanzables y hoy están al alcance de la mano.
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