El Extranjero

Algunos hombres buenos

Viernes, 28 de julio 2023, 02:00

La película, como la obra teatral en la que se basó, trataba de un duro castigo en la base norteamericana de Guantánamo. Un castigo extrajudicial. Los hombres malos mataron a un pobre chico por no haber sido lo suficientemente bueno, o malo, o medio pensionista. ... El hombre más malo de los malos finalmente estalla en el interrogatorio al que lo somete el hombre más bueno entre los buenos y reconoce que ordenó un «código rojo». El fatídico castigo. Lo hizo por el bien de la patria, para mantener la disciplina, porque mientras unos remilgados progres viven en una burbuja a él le toca defenderlos para que ellos puedan permitirse sus blanduras sentimentales.

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Crímenes aparte, la tesis de Vox no está muy lejos de ese estado de alerta frente a los enemigos de la patria. Frente a los hombres malos que están al acecho. La paradoja es que el hecho de ser tan firmes, tan buenos, los convierte a ellos en los hombres malos. Todo, como se ve, en blanco y negro por mucho technicolor que hubiera en aquella cinta dirigida por Rob Reiner. Así que imbuido en esa atmósfera de daguerrotipo Vox ha lanzado un mensaje a un reducto del PSOE. Pide a algunos socialistas buenos que apoyen a Núñez Feijóo para así salvar a España. Confían los de Abascal en que algunos diputados del PSOE tengan su corazoncito. No todo van a ser negras entrañas.

¿Mensaje naif? ¿Alucinación lisérgica? En un partido de esa rectitud está descartada la drogadicción y lo naif anda con armadura. Si no querían soliviantar a los socialistas buenos y a unos cuantos millones de votantes mejor habría hecho Santiago Abascal no anunciando a la ligera y por las bravas -cómo no- un 155 más duro para Cataluña. Después de las amplias dosis de ibuprofeno que se le han administrado al independentismo catalán, el exabrupto de Abascal fue un enorme aval para el voto socialista en Cataluña. Los concienzudos analistas de los resultados deberían reparar en el rotundo apoyo a los socialistas catalanes que supuso el catastrófico anuncio del líder de Vox. Volver a la pesadilla de 2017, pero a lo grande. Palabras irresponsables en un debate en el que, además, no estaba Feijóo para -presumiblemente- haberse desmarcado de esa burda interpretación de la realidad catalana. Tan burda como simple, tan extemporánea como dañina para sus propios intereses. Porque, en general, la ciudadanía se desenvuelve bien en los tonos grises, intermedios, y hombres buenos-buenos como los quiere Abascal no hay tantos. Ahí están los números. De 52 a 33 diputados. Y ahí está su «código rojo» en forma de un posible gobierno multifrankenstein. Peor castigo imposible.

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