Desde el mismo día que el Gobierno acordó el traslado de medio millar de inmigrantes al centro de Archidona, fueron muchos los representantes de organizaciones e instituciones que manifestaron su disconformidad con la medida.
Al margen de la conveniencia del traslado y de la validez de su soporte jurídico, la pregunta a la que nos gustaría contestar es ¿por qué y para qué de la presencia de Cruz Roja en el centro de Archidona? Y la respuesta no puede ser más clara y contundente: por un principio básico de humanidad.
Al igual que en otras ocasiones, el Gobierno solicitó la presencia de Cruz Roja en base al convenio de colaboración que mantiene con nuestra institución para la asistencia y mediación en los Centros de Internamiento para Extranjeros, CIE.
Las 577 personas internadas en Archidona fueron una mínima parte de las que llegaron a las costas españolas huyendo de las condiciones de miseria e injusticia de sus países. Su condición de emigrantes, refugiados, asilados o sin papeles, es para Cruz Roja intrascendente a la hora de intentar prestarles ayuda humanitaria, sanitaria y social.
La posición de independencia y neutralidad defendida por Cruz Roja a lo largo de su siglo y medio de existencia es la que ha llevado a sus miembros a estar presente en los conflictos migratorios; en las catástrofes naturales; en las regiones depauperadas; y por supuesto, en la cárcel de Archidona.
Resulta sorprendente cómo algunos medios de comunicación e instituciones, conocedoras del papel que desempeña Cruz Roja, criticaron notoriamente nuestra posición, anteponiendo criterios políticos coyunturales y partidistas a una adecuada defensa del bienestar de las personas.
Nuestra presencia no sólo permitió prestar servicios directos a las personas internadas, sino que sentó las bases para una mutua confianza con las instituciones responsables del centro, permitiendo mejorar la calidad de vida de los inmigrantes. Confianza que se ganó con el trabajo del día a día, de forma callada y continuada, negociando pequeñas y grandes cosas, generando la credibilidad necesaria para encontrar el difícil equilibrio entre unos y otros.
En Archidona Cruz Roja realizó una primera labor higiénico-sanitaria de atención a las personas internadas, con la presencia de personal sanitario hasta que se completó la atención a todos los internos.
Se llevó a cabo una labor permanente de interpretación lingüística para poder estructurar un diálogo fructífero entre las partes, así como el restablecimiento del contacto telefónico de los internos con sus familias.
Cubiertas las necesidades básicas, el trabajo se centró en labores de información y asesoramiento, de coordinación con otros organismos, de mediación social y jurídica, entre otras muchas. Labores que se completaron con actividades de ocio que si bien pudieran parecer baladíes, permitieron mantener un cierto nivel de ocupación y distensión, y que tuvieron como resultado una disminución de los conflictos entre los propios internos.
Es evidente que para una sociedad que 'exige' una comunicación instantánea de los acontecimientos de su entorno, la carencia de información, así como la intoxicación informativa que se generó, no ayudó a entender adecuadamente el papel de Cruz Roja, que atravesó por momentos de serias dificultades no exentas de violencia.
Quizás hubiera sido más fácil servir de correa de transmisión a la demanda de información, pero es más que probable que atender esa demanda, muchas veces mera curiosidad, pudiera haber complicado el acceso a las personas internas, y casi sin lugar a dudas hubiera quebrado la confianza con las instituciones oficiales, con las consecuencias muy probables de generar un deterioro de las condiciones de vida de las personas internadas.
En esta sociedad de vorágine informativa los problemas suelen olvidarse con la misma rapidez que se presentan, sin embargo las consecuencias de una inadecuada política de comunicación pueden dañar la intervención que se realiza y por ende, pueden dañar a las personas que la reciben.
En Archidona aprendimos muchas cosas. Una de ellas es el delicado equilibrio en la resolución de los pequeños conflictos cotidianos, basado en la confianza entre las partes. En las dificultades de estar donde no nos gustaría estar, pero que sin nosotros, o sin otras entidades como la nuestra, la vida de los internos sería mucho más difícil.
Hasta estas fechas, diciembre de 2018, han llegado a Málaga más de 10.300 personas, personas que ni para los medios de comunicación, ni para las instituciones han sido objeto de la atención de aquellas otras de Archidona.
Pero para cada una de estas personas, la primera mano que se les ha tendido ha sido la de los voluntarios y técnicos de Cruz Roja.
No pedimos por ello reconocimientos a nuestra labor, ni una fe ciega en nuestra institución, tan solo nos gustaría tener la credibilidad que se le otorga al resto de los ciudadanos, máxime cuando los voluntarios de Cruz Roja han demostrado a lo largo de los años su firme compromiso con el principio de humanidad que rige todas y cada una de sus intervenciones, con sus luces y sus sombras.
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