Hoy en Kyiv (Kiev) la temperatura máxima será de 5 grados Celsius y la mínima de -7, no se trata de un clima templado, pero tampoco arrecian el invierno ni el frío, como otros años en estas fechas. La devastación, el fuego, los disparos, el ... dolor, los desplazados y la muerte, la guerra, describen lo que hay. Lavrov, ministro de Exteriores ruso, dijo textualmente hace tres días que Rusia no ha atacado a Ucrania, todo se puede decir, pero esto va más allá de la propaganda.

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En nuestro mundo, ante este grave y omnipresente asunto, hay dos almas -una más grande que la otra-, la masiva que considera la grave injusticia que sufre Ucrania y sus naturales y la que denodadamente busca la explicación que justifique la agresión de Putin. Para ello, para demostrar que nada es lo que parece, la por momentos guerra civil del Donbass, la existencia en Ucrania de batallones supuestamente nazis, la provocadora acción de la OTAN, la de la Unión Europea, etc. Nada puede ser despreciado, todo tiene su importancia, pero las muertes, la destrucción de las ciudades, dos millones de refugiados -mal contados y de momento-, los militares heridos y muertos de ambos lados... No hay teoría conspiratoria que pueda explicarnos la decisión de Putin de invadir y atacar, es imposible amparar tanto mal causado. Desde algún lado se nos dice que los soldados rusos no son de llamamiento obligatorio, sino profesionales. Cuesta creerlo tal cual, chavales en el en torno de los 20 años, pero en el fondo da lo mismo, ¿creyeron estar de maniobras, sabían que tendrían que matar y muchos hasta morir? ¿Saben qué defienden o por qué atacan?... No digamos los uniformados ucranianos, soldados y civiles que sólo piensan en defenderse de quienes quieren destruirles... Nadie quiere morir.

Ahora ya muchos hablan de «la derrota de Putin», porque no ha sido un ataque quirúrgico, porque no ha habido un recibimiento sino absolutamente hostil. O porque las sanciones económicas occidentales extranjeras han resultados más serias y más ruinosas que nunca en la historia y porque la invasión no está siendo ni clara ni rápida, objetivos inequívocos a los que se aspiró cuando se decidió atacar. Y bien, será derrota, pero en todo caso una derrota canalla para los vencedores.

Todo resulta difícil de tragar, USA, después de prohibir la importación de petróleo ruso, se apresura a encontrar su reemplazo en la Venezuela aliada de Putin. Anteriormente, el petróleo pesado era suministrado por este país, pero llegó el embargo y las compras empezaron a realizarse en Rusia.

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En principio, no se trata de inversión alguna en la industria petrolera de Venezuela, ni levantamiento de las sanciones, ni desbloqueo de las reservas de oro venezolanos en bancos extranjeros, ni cancelación de la recompensa de 15 millones por información sobre la participación de Maduro en el narcotráfico. Se mantiene el apoyo a Juan Guaidó como presidente legítimo del país. O sea, sólo una «colaboración» temporal y por dinero.

Esta guerra, que todos vamos a perder, hará que el mundo prescinda de Putin, pero también de la estabilidad y el mejor futuro.

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