Muchas gracias a todos

Es un día para reconocer, por ejemplo, a los comedores sociales que hoy darán de comer a cientos de malagueños. Hay que dar las gracias al comedor de Santo Domingo, a los Ángeles Malagueños de la Noche y a Yo Soy Tú. Tampoco hay que olvidarse de Bancosol, que es un soporte fundamental durante todo el año para que en las casas de los más necesitados no falte comida. O de Cáritas, que siempre está al pie del cañón. La labor que se hace desde esta entidad es impresionante y no siempre se reconoce el trabajo que hace la Iglesia en este sentido, pues en demasiadas ocasiones se pone la lupa contra la misma por la actitud de algunos sacerdotes, que no deja de ser una excepción al magnífico trabajo que hacen los párrocos a diario. Sin olvidar las Hermanitas de los Pobres, que hacen un milagro prácticamente a diario para dar de comer a personas mayores que no tienen nada.

Gracias también a los voluntarios de Cudeca, que están acompañando a cientos de personas enfermas cuando más lo necesitan, pues en la mayoría de los casos atienden a enfermos terminales. Hay que ser muy buena persona para dedicar tiempo a los demás cuando se encuentran desamparados. Hay que dar las gracias también a la Fundación Harena, que está dedicada a asistir a personas mayores que viven solas. Hay que dimensionar este problema, pues cada vez hay más personas de edad avanzada que no tienen con quien compartir un solo minuto de sus vidas y estos voluntarios son fundamentales para que puedan mantener el contacto social, para poder salir a dar un paseo.

Gracias también a la Fundación La Caixa, que más allá de fomentar la cultura, hace una labor espectacular dirigida a las personas con necesidades sociales, especialmente los niños. Hay que resaltar que destina más de 500 millones de euros a nivel nacional. Y este dinero saca de muchos apuros a mucha gente. La Fundación Unicaja también desempeña una labor importante al financiar programas de ONG destinados a paliar la pobreza infantil. Gracias también a fundaciones privadas como la de Andrés Olivares, dedicada a apoyar a niños con enfermedades oncológicas y a sus familias para poder aliviar ese dolor en momentos tan difíciles.

No hay que olvidarse tampoco de los cientos de voluntarios de la Cruz Roja, que están en primera línea para atender a los inmigrantes que se juegan la vida en alta mar en busca de un futuro mejor y que se topan con la realidad al llegar aquí, porque están completamente desamparados. Gracias también a los cirujanos y enfermeros de la Fundación Bisturí Solidario que lidera César Ramírez, que no dudan cada año en hacer un viaje e incluso dos a países africanos para operar a cientos de personas que en su país no tienen necesidad de hacerlo. La solidaridad no debe tener fronteras. Tampoco hay que olvidarse de la labor social que lleva a cabo la Agrupación de Cofradías con el economato de la Fundación Corinto, donde las hermandades demuestran que no sólo se preocupan de sacar sus tronos a la calle, sino que tienen una labor solidaria digna de elogio.

Seguramente habré dejado en el tintero muchas fundaciones u organizaciones no gubernamentales que hacen en su parcela una labor similar. A todos estos voluntarios hay que darles las gracias y hay que apoyarles económicamente. Cada uno, en la cuantía que pueda, debe arrimar el hombro. Esta Nochebuena también hay que acordarse de ellos, de estas personas que dedican parte de su vida a los demás. Feliz Navidad a todos. Y una vez más, muchas gracias.